Ana Alcázar es psicóloga, pero también dirige una residencia de acogida para menores. Ella fue una niña huérfana y sabe lo que es ser un niño sin hogar, sabe lo que es vivir en las calles, robar y ser una chica perseguida por la justicia. Por eso mismo, años atrás decidió intentar ayudar a otros chicos para evitar que cometan los mismos errores que ella.
Desde niña tiene que cargar con un don (o una maldición, como ella lo llama) a consecuencia del cual tiene visiones de cosas que han sucedido o están por suceder.
Desde hace semanas, está teniendo horribles sueños, dónde ve que una de las adolescentes que está bajo su cargo está sufriendo, tiene miedo y está intentando huir de alguien que la persigue y quiere matarla. Esa adolescente ha desaparecido hace días, y nadie sabe dónde está.
A pesar de saber que la policía la va a tomar por chiflada, decide acudir a ellos y contarles sus visiones, así como denunciar la desaparición de la chica. Sabe que además de tomarla por loca, tampoco van a tomar muy en serio este caso por tratarse de la desaparición de una adolescente problemática.
Efectivamente, el inspector Nuño Macnamara piensa que Ana es una lunática, aun así no le queda más remedio que ponerse a investigar la desaparición de la chica. Conforme avanza la investigación, Macnamara se da cuenta de que Ana no está tan majareta como parece.