sábado, 30 de septiembre de 2017

Parque de María Luisa y Plaza de España (Sevilla, España)

La plaza de España se encuentra muy cerca del monumento a Bécquer. La infanta María Luisa había visto frustradas sus aspiraciones al trono y, ya viuda, donó a la ciudad la zona de los jardines del palacio, que se entiende desde el caballo del Cid y la esquina de la fábrica de Tabacos hasta lo que es hoy la plaza de América.

El Parque de María Luisa fue un espacio arbolado de 400.000 m2 que se cuidó y conservó sin modificar hasta que el ayuntamiento lo cedió para albergar las construcciones más importantes de la Exposición Iberocamericana. Como el espacio resultaba insuficiente, los jardines de María Luisa se ampliaron con los terrenos colindantes del Prado de San Sebastián, los naranjales del palacio de San Telmo, los antiguos jardines de las Delicias y el llamado Huerto de Mariana, donde se levantó la plaza de América.

La urbanización del parque quedó en manos del ingeniero francés Forestier, que se encontró con alrededor de 1400000m2 para realizar libremente su obra con al única condición de que se respetara el trazado original de los primeros jardines que fueron cedidos por la infanta.

El ingeniero se había propuesto adecuar los nuevos diseños europeos con los sabios trazados de la herencia árabe pero se encontró con la dificultad de que el terreno era completamente plano. La solución fue emplear el agua como elemento base para crear los efectos paisajísticos de horizontes y perspectivas que necesitaba para cumplir su objetivo. En tan solo 12 meses el técnico galo culminó un vergel de macizos arbolados, adelfas, laureles, rosaledas y flores, salpicado de lagos artificiales, fuentes y glorietas, decoradas con la belleza azulejería sevillana, muy acorde con las construcciones que poco después remataría el arquitecto Anibal González.

La plaza de España es un conjunto de extraordinaria luminosidad, en que queda patente que su autor fue un arquitecto más preocupado por la innovación en los detalles estéticos y ornamentales que por los técnicos.

El espacio monumental que forma la plaza se levanta sobre un vasto semicírculo de 200 m de diámetro, rematado con dos torres en los extremos. El espacio interior está bordeado por un canal o ría artificial de 525 m de longitud, que separa la explanada central de un nivel intermedio y más elevado, al que se accede por pequeños puentes con ornamentos de azulejos. Es una zona ocupada de extremo a extremo por pequeños departamentos con bancos, en los que se encuentran las provincias españolas según la secuencia alfabética.

Los apartados provinciales están separados por vegetación y por pequeñas alacenas, proyectadas para dar cabida a los volúmenes de una biblioteca fundamental de la localidad. Se destaca también el esfuerzo por dotar a cada departamento de un tratamiento tipográfico e iconográfico distinto. En todos ellos se representan el escudo, mapa provincial, hazañas históricas y otros símbolos de su idiosincrasia.

En el nivel superior se contempla una serie de medallones con rostros o bustos de personajes de la historia de España, ordenados cronológicamente desde Séneca a Sorolla. En todo el conjunto se percibe el predominio de la línea renacentista, especialmente en el frente semicircular de la plaza, abierto en arquerías, mientras que el espíritu barroco se reservó para las dos bellas y estilizadas torres de los lados.

En el interior se puede visitar el patio del edificio central; resulta espectacular por su doble planta y el juego de columnas y arcos.

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