No queríamos irnos del país británico, sin vistar algo más a parte de Londres. Así que tras mucho investigar de sitios a los que pudiéramos ir y que no estuviera lejos, decidimos ir a Oxford. Nos cogimos un autobús tempranito y en un par de horas llegamos a nuestro destino. A medida que nos acercábamos nos quedábamos cada vez más impresionados por los edificios tan hermosos que hay.
Como el transporte, nos dejó bastante hacia el sur, pues empezamos por ahí y poco a poco fuimos subiendo hacia el norte.
Lo primero que vimos fue el Salters Steamers Ltd, un precioso embarcadero pequeñito donde uno puede subirse a unas barquitas (como unas góndolas) y pasear por los canales que hay en la ciudad.