La plaza de España se encuentra muy cerca del monumento a Bécquer. La infanta María Luisa había visto frustradas sus aspiraciones al trono y, ya viuda, donó a la ciudad la zona de los jardines del palacio, que se entiende desde el caballo del Cid y la esquina de la fábrica de Tabacos hasta lo que es hoy la plaza de América.
El Parque de María Luisa fue un espacio arbolado de 400.000 m2 que se cuidó y conservó sin modificar hasta que el ayuntamiento lo cedió para albergar las construcciones más importantes de la Exposición Iberocamericana. Como el espacio resultaba insuficiente, los jardines de María Luisa se ampliaron con los terrenos colindantes del Prado de San Sebastián, los naranjales del palacio de San Telmo, los antiguos jardines de las Delicias y el llamado Huerto de Mariana, donde se levantó la plaza de América.