Desde hace varios años (desde que mi tía me dijo que existía), llevo queriendo ir al Museo del Chocolate Valor que se encuentra en la pequeña localidad Villajoyosa de Alicante. La pena era que por H o por B nunca iba a pesar de lo cerca que estaba cada vez que me acercaba a la provincia alicantina. Así que este año sin dudarlo, saqué un pequeño hueco para ir con mi pareja a disfrutar de un momento de placer adulto.
Antes de plantarnos allí, miramos los horarios que había para visitarlo y la primera sorpresa buena que nos llevamos es que no todas las visitas guiadas son en español; sino también hay alguna en inglés; por lo que eso ayuda también a atraer al turismo extranjero a disfrutar del recorrido de este museo.
Cuando por fin decidimos la hora, nos pusimos en marcha para llegar al pueblo cuanto antes para estar allí a tiempo.
Una vez en la puerta, una trabajadora nos recibió a todos los que queríamos entrar en ese turno y nos explicó que el recorrido se componía en tres partes: una proyección de la historia del chocolate valor, el museo y por último la fábrica.
Así que contentos, primero vimos la proyección que duraba unos diez minutos donde se nos relataba cómo comenzó el origen del chocolate en general y luego como un señor llamado Don Valeriano López Lloret que vivía en Villajoyosa empezó a fabricar los chocolates valor en el año 1.881. Está bien ver este breve documental puesto que me pareció curioso cómo se ha ido transformando la maquinación de este oro tan preciado en todo el mundo. Un dato interesante que también dicen durante el vídeo es que es una empresa familiar desde el año que se fundó y ya van por la cuarta y quinta generación de descendientes de Don Valeriano.
Después pasamos al museo donde vimos los utensilios y máquinas reales donde se fabrica el chocolate valor desde sus orígenes. Además también se muestran los diferentes envoltorios, regalitos que se daban con promociones y figuras que se han hecho a lo largo de su historia.
Luego dimos un pequeño paseo por la fábrica actual donde pudimos ver cómo funcionan cada una de las máquinas y cómo se mezclan todos los ingredientes para obtener las tabletas, los bombones y las figuras que se venden hoy en día en las tiendas.
Por último y no menos importante, pasamos por la tienda de recuerdos para salir de allí; pero no pudimos hacerlo sin probar los diferentes bombones que ponían cómo degustación. ¡Salimos totalmente llenos por catar cada sabor! ¡Una delicia!
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