Excelente ejemplo de casa-palacio sevillana, situada en Cuna, 8, céntrica calle peatonal paralela a la calle Sierpes. Si bien la fachada es austera y no llama la atención, por el decorado interior se trata de un auténtico museo, ya que los mosaicos y esculturas que conserva proceden de las ruinas de la ciudad romana de Itálica en tal cantidad y calidad que esta colección solo es superada por la que se expone en el Museo Arqueológico Provincial. El palacio, transformado hoy en museo, fue reformado en el siglo XIX y presenta la estructura de una típica mansión andaluza, compuesta por un ancho zaguán, un primer patio de entrada, otro central, más grande y porticado, un gran salón al fondo y un jardín interior. Presenta artesanos mudéjares del siglo XVI y azulejería en los zócales de los siglos XVI y XVII. Lo verdaderamente excepcional del palacio de la Condesa de Lebrija es que la solería está formada por los mosaicos romanos que rescató la condesa en su afán de evitar que se repitieran expoliaciones extranjeras. El mosaico más llamativo es el del patio, cuyo medallón central, descubierto en 1914, representa al dios Pan y diversas escenas mitológicas. Asimismo destaca la escalera, por su artesonado mudéjar y la azulejería de los zócalos. En las galerías, diversas vitrinas exponen variedad de piezas de muy diversas procedencias, incluyendo restos visigodos, árabes y mudéjares.
Al final de la calle Cuna, a mano derecha, está la plaza de la Encarnación, donde en 2011 se concluyó el, hasta ahora, último icono urbano de arquitectura contemporánea en Sevilla, no sin generar una enorme polémica y airadas discusiones en todos los foros de la ciudad. El Metropol Parasol, ideado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer para la remodelación de la plaza, consiste en seis plataforma de hormigón revestidas de madera, a modo de enormes parasoles - las setas, las llaman los sevillanos - que se elevan a 26 metros de altura y desde las que se tiene una visión global de toda la ciudad. El conjunto está integrado por diferentes áreas: el Antiquarium, un meso arqueológico en el plano interior, donde se pueden observar los restos romanos y almohades que salieron a la luz durante las obras de remodelación del antiguo mercado de abastos; este mismo remozado mercado de abastos de la Encarnación; un aparcamiento, un restaurante en la planta superior y una amplia zona de paseo desde donde contemplar el centro de la ciudad, entre otras cosas
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