A la plaza de la Merced llegan cinco calles. Bajando por la de los Almendros Aguilar, se llega enseguida al Arco de San Lorenzo, apuntado y muy profundo pues es habitable. Tiene dos plantas, en la inferior con un zócalo de preciosos azulejos nazaríes, se venera un Crucificado del siglo XIX. La segunda planta consiste en un salón con una hermosa bóveda ojival.
La calle Madre de Dios desemboca en Maestra, prácticamente enfrente del palacio del Condestable Iranzo, improtante edificio del siglo XV, de estilo gótico, aunque muy reformado con posterioridad, apesar d elo cual conserva hermosos aresonados y una portada mudéjar empotrada en un muro. Actualmente es propiedad del Ayuntamiento, que ha instalado en él laBiblioteca Municipal y el Palacio Municipal de Cultura.
La calle Maestra es peatonal, tien comercios y algunos buenos bares y restaurantes. En el número once está la Peña Flamenca de Jaén, un buen lugar para oír flamenco de calidad y para degustar excelentes tapas.
Hacia el sur, a unos metros del palacio, se abre la calle Bernardo López, una callejuela, realmente, que junto con el Arco del Consuelo, otra callejuela esta en forma de te mayúscula, constituyen el gran centro de referencia de los bares de tapas de Jaén. Es un lugar, además, plagado de leyendas y también de algún suceso luctuoso, como el del asesinato de Cond e la Puebla de los Valles, en 1848, o el de aquella pobre mujer, desesperada, rompió el cristal de la capilla que aún se conseva y abofete´´o el cuadro de la Virgen.
El Arco del Consuelo desemboca en la calle Cerón, en cuyo número 19 está el Casino de Artesanos. Aquí está ya la calle Colón en la que se encuentra el cien Darymelia, en el que celebran numerosos actos de carácter cultural.
Bajando por Colón se llega fácilmente a la ajardinada plaza dle Cristo d ela Expiración donde se levanta la iglesia de San Bartolomé, del siglo XIV, gótica, si bien muy reformada posteriormente. La joya del templo, por el que merece la pensa su visita es la pila bautismal, extraordinaria pieza de cerámica vidriada cocida en los últimso áos del siglo XV, probablemente en Úbeda, siguiendo las pautas de estilo gótico mudéjar.
Pasada la plaza de Rosales se ven los muros de la iglesia d eSan Juan, de muy bella traza en sus orígenes, pero que ha sufrido numerosas reformas posteriores, algunas con ocasión de repararle daños. Al exterior sobresale la torre, de fuerte aspecto medieval, con su planta de base cuadrada, la potente fábrica de piedra y el tejado a cuatro aguas que cubre el cuerpo de campanas. Del interior lo más reseñable es el Crucificado del presbiterio, del siglo XVI, así como una Dolorosa atribuida a Pedro Roldán.
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