Al otro lado de la plaza de San Francisco se encuentra el Ayuntamiento, la gran construcción del plateresco en Sevilla, iniciada en 1527 por iniciativa del emperador Carlos V. Fue Diego de Riaño el autor del proyecto y su ejecutor en las primeras fases. A esta cara, la fachada es espléndida. En uno de sus extremos, a la izquierda según se mira se sitúa el arquillo que servía de paso para el convento de San Francisco y que hoy comunica con la plaza Nueva desde donde se accede al interior, pasando bajo la puerta que se encuentra bajo el reloj.
Especialmente interesantes son: el vestíbulo, con bellas muestras del goticismo de Diego Riaño, la sala capitular baja, la capilla, construida por Benvenuto Totello en 1571, la escalinata central, la escalera del archivo, plateresca, y la cúpula renacentista, realizada por Hernán Ruiz, autor también del remate de la Giralda. La sala capitular, o salón de sesiones, es obra de extremada belleza. La techumbre es una bóveda plana de piedra, con artesonado de casetones en los que se hallan representados los retratos de los reyes anteriores a la construcción del edificio en el siglo XVI.
En esta planta se encuentra también el salón Colón, destinado a recepciones y actos culturales, y las dependencias del valiosísimo archivo. De todo lo expuesto sobresale la orfebrería de las mazas de plata, realizadas por Francisco de Alfaro, y el pendón de la ciudad de la segunda mitad del siglo XV.
También es ocasión para contemplar un lienzo de Juan Espinal, fechado en 1760, en el que se representa a las patronas Santa Justa y Santa Rufina, mártires trianeras de los tiempos del apostol Santiago.
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