Ya es la segunda vez que como en un restaurante normal de tapas andaluz y que me siento estafada. La primera fue en Cádiz y la segunda la que os voy a relatar hoy que fue durante mi estancia en Sevilla.
Tras una larga marcha de caminata por la ciudad, mi pareja y yo estábamos deseando llegar a un sitio donde comer. Yo le dije que no quería comida basura, me apetecía mucho tomar unas tapas y raciones ya que es lo más típico de la zona.
Estuvimos buscando durante un buen rato porque estaba todo a tope a ser justo la hora punta para el almuerzo. Por fin, encontramos un sitio en una terracita que no se estaba nada mal: con su sombrita y airecito agradable.
Cuando nos sentamos, vimos la carta para elegir lo que queríamos y no observamos nada extraño. En ningún lado ponía que el IVA no estaba incluido y que se cobraba el servicio, así que supusimos que los impuestos ya estaban metido en el precio y que el servicio no se cobraba ya que estaba también implícito en el mismo. ¡ERROR! Al final del todo os cuento la faena de esto. Empecemos por el principio y así os pongo en antecedentes del enfado que teníamos antes de llegar a la cuenta.
De primero escogimos una ración de jamón ibérico, una croquetas y unos chopitos salteados junto con agua y fanta de naranja. Tuvimos que comprar el agua porque según ellos no se podía beber del grifo por lo que no nos podían servir ni vaso ni jarra. Esto no nos hubiera supuesto ningún esfuerzo ni ningún inconveniente si no hubiese ocurrido nada más, pero simplemente fue el primer fallo del sitio.
Nos trajeron las croquetas y el jamón, pero no los chopitos. Estuvimos esperando un buen rato y nada, así que tras comer lo que teníamos encima de la mesa preguntamos varias veces al camarero y su respuesta fue "se está haciendo, es que se cocina a fuego lento y tarda un poquito". Nos quedamos un poco frustrados porque ya llevábamos allí unos 40 minutos. Mientras seguíamos con la espera, decidimos pedir unas bravas que sorprendentemente llegaron antes de los chopitos. Nos las terminamos y seguía sin venir lo que habíamos pedido al principio y ya llevábamos allí más de una hora, así que ya lo íbamos a anular cuando por fin apareció el camarero con la tapa que faltaba.
Al finalizar ya la comida, decidimos pedir la cuenta y pagar, para poder irnos. Nuestra sorpresa fueron varias cuando vimos el ticket: el agua costaba igual que un refresco, cosa que nunca habíamos visto, nos cobraron el servicio y encima nos aumentó la cuenta porque según ellos los precios iban sin IVA, cosa que no estaba indicado ni en la carta ni nadie nos había dicho nada. Pagamos y nos fuimos con un buen enfado que teníamos porque no nos podíamos creer nos hubiera pasado lo mismo que en Cádiz. Espero que no vuelva a ocurrir una tercera vez.
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