Tras un vuelo larguísimo con British Airways de Las Maldivas a Londres (donde no sabíamos si era de día o de noche y qué hora era; problemas con el jetlag), teníamos que coger otro a Madrid con Iberia Express.
Alguna vez sí que había volado con Iberia, pero nunca con su compañía de low cost. Pensaba que me iba a encontrar algo diferente a lo que vi. No me esperaba que fuera igual que Easyjet o Rynair que tienen los asientos demasiado estrechos y tan poco espacio que apenas uno puede respirar. Menos mal que era un trayecto bastante corto (al lado de todo lo que ya llevábamos hecho a lo largo de las dos semanas de Luna de miel) y no nos importaba mucho porque por fin llegábamos a nuestro hogar, dulce hogar.
Como era de esperar, durante estas pocas horas no nos dieron nada de comer de forma gratuita, así que menos mal que siempre llevo algo en la maleta de mano para saciar el apetito.
El personal se le veía simpático y atendiendo a todos los que lo pedían con una sonrisa.
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