Después de viajar a Japón y hacer turismo a tope, quisimos relajarnos un poco así que nos fuimos a Las Maldivas, por lo que nos cogimos un par de vuelos (ya que hicimos escala en Colombo) para poder llegar a nuestro destino con la compañía SriLankan Airlines.
Nunca había cogido un vuelo con esta empresa, pero puedo decir que salí encantada (al igual que mi pareja).
Siempre en un avión, en clase turista, es ir incómodo porque los asientos están muy pegados, no hay espacio para entrar bien en ellos y ya cuando bajas la bandeja parece que uno se ahoga porque casi que llega a la tripa por muy delgado que se esté. Esta sensación también la tuve con SriLankan Airlines pero bastante menos a lo habitual ya que no era tan agobiante, hay un poquito de sitio para poder acomodarse más, se pueden poner las piernas más estiradas porque no está tan pegada la fila de delante y la bandeja permite respirar a gusto ya que no llega a la tripa.
Tuvimos comida durante todas las horas para picar además, también nos dieron el desayuno, la comida, la merienda y la cena, por lo que no pasamos hambre en ningún momento.
He de destacar que las azafatas se desvivían por complacer a todos los clientes siempre con una sonrisa.
Lo que si tengo son unas pequeñas quejas: muchos de los pasajeros que viajaban a Las Maldivas, no paraban de beber alcohol porque en este país está prohibido. Armaban mucho jaleo con la cogorza que llevaban hasta que se dormían y ese era el momento en el que dejaban tranquilos a los demás.
Yendo el avión medio vacío el de atrás no me dejaba recostarme sobre mi asiento porque decía que lo molestaba. Pues tenía dos soluciones: cambiarse de sitio o aguantarse. Al final, optó por lo último porque yo estaba muy cansada tras levantarme muy temprano para coger el transporte público para ir al aeropuerto. Además, hablaba muy alto con su compañero de viaje (parece que lo hacía aposta para no permitirme dormir).
Y lo último que tampoco tiene que ver con la compañía (aunque las otras tampoco, tal vez un poco lo del alcohol) sino más bien con educación: en el aeropuerto de Colombo lo pasamos un poco mal porque la gente empuja para ir a la puerta de embarque deprisa y corriendo; separando de esta forma a los que iban juntos. Todo para entrar. El avión no iba a tope y cada uno tenía su sitio reservado por lo que no hacía falta ir así. ¡Me pareció una falta de respeto increíble!
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