Uno de los regalos que más me gustan cuando no saben qué darme son unas entradas para algún espectáculo tipo musical, teatro o monólogo ya que suelo disfrutarlo muchísimo porque no suelo ir a menudo a cosas así debido a que son cosas muy caras.
Mi suegro ha tomado buena nota de ello porque todos los años ya sea por el cumpleaños o por reyes suele caer alguna entrada para teatro. Esta vez ha tocado El test.
El día a día nos plantea dilemas. ¿Uno o dos terrones de azúcar? La ducha, ¿antes de dormir o de madrugada? En el ascensor, ¿iniciar una conversación con el vecino o sobrevivir al silencio? Decisión tras decisión, vamos haciendo, nos vamos haciendo, casi sin pensarlo porque, elegimos lo que elegimos, la vida continúa. Son dilemas asequibles. Sin embargo, por suerte o por desgracia, a veces nos enfrentamos a dilemas que darán la vuelta nuestra existencia para siempre.
Esto es lo que les pasa a un matrimonio de clase media con problemas económicos – Héctor (Antono Molero) y Paula (Marina San José) – cuando Toni (Luis Merlo), uno de sus mejores amigos, les plantea el test de personalidad que ha elaborado Berta (Maru Valdivielso), su actual compañera, una psicóloga muy exitosa y mediática. La pregunta es la siguiente: ¿qué prefieren, cien mil euros ahora mismo, o un millón de aquí a diez años? Así de simple, así de difícil.
La decisión que debe tomar nuestro matrimonio parece muy sencilla: conformarse con una pequeña fortuna en el instante, o esperar diez interminables años para ganar diez veces más. Lo que empieza siendo un supuesto teórico, un simple test de personalidad, irá poco a poco despojando las personalidades y los secretos más profundos de nuestros personajes, los obligará a poner precio a sus principios y, finalmente, los empujará a tomar una decisión que los cambiará la vida. Quién sabe si para siempre.
Nunca había oído hablar de esta obra pero no me importaba porque (hasta ahora) me ha regalado entradas que siempre me han gustado; y esta no iba a ser menos.
Es una comedia que uno no para de reír desde el principio hasta el final tanto que uno acaba con agujetas en la mandíbula. Además, justo en el momento que la vi me vino genial porque no estaba pasando por una buena etapa y me hizo desconectar de las cosas malas que estaban ocurriendo en ese momento de mi vida.
El escenario no era muy grande pero parecía enorme por los fondos y la distribución de las cosas por lo que parecía que estábamos ante un ático gigantesco típico de ricachones. Habían logrado muy bien escenificar lo que realmente querían.
El trabajo de los actores y de los guionistas fue espléndido. Me encantó de qué iba y cómo se desarrollaba cada parte.
No quiero olvidarme de ninguno de los implicados porque todos han hecho un buen equipo: el sonido, los cambios de luces, el vestuario, etc. todo era muy bueno.
Sinceramente, está muy bien. Durante los noventa minutos que dura se desconecta de todo el mundo real y se lo pasa uno bien con la trama. ¡100% recomendable!
No hay comentarios:
Publicar un comentario