Un día, viendo las fotos de Instagram de The Flower Journal, vi que en todas ellas había flores ya sean al natural o secas; todas me encantaban y cada cual era más bonita que la anterior.
Así que un día, me puse en contacto con Inés (la autora de la cuenta) para que me dijera dónde podía encontrarlas (especialmente algunas que no había visto en mi vida) y me contestó que en la Margarita se llama mi amor que hay cerca de la estación de metro Alonso Martínez de Madrid.
Cuando vi que tenía un hueco para ir a la tienda, no lo dudé y fui para arrasar ya que pocas veces tengo tiempo para ir al centro fuera del horario laboral.
A medida que me acercaba, más entusiasmada estaba porque por fin podría tener esas flores secas que veía en las fotos. A cada paso que daba, la sonrisa se me ensanchaba más... Y cuando estuve ya en la puerta, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Era un local super grande lleno y lleno de plantas de todo tipo: con flor, cactus, secas, etc. Solo he visto una cosa semejante en Marruecos, nunca en España había visto una floristería así. ¡Yo me derretía! ¡Qué preciosidad! No podía parar de curiosear en cada rincón.
Estuve allí un montón de tiempo viendo todo, pero finalmente salí con dos ramilletes de lavanda seca, otros dos con una flor rara pero bonita y seca y dos jarrones de cristal. Compré dos de todo porque uno iba a ser para mí y otro para mi mami; pero cuando se lo di, le gustó tanto que me pidió el otro que yo me quedé sin él.
Aunque todo es maravilloso, he de decir que me pareció un poco caro por lo que cuando mi madre se quedó con ambos jarrones no iba a volver a comprarme más hasta que lo viera más barato. Y así fue cuando fui a Córdoba. Allí que es la tierra de las flores secas, pude recuperar todo lo que le había regalado a mi madre. Claro, que a la tienda que fui no era tan grande como Margarita se llama mi amor y era bastante desordenada.
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