Cada vez voy conociendo más la zona donde yo trabajo, sobre todo los restaurantes ya que en verano (una vez a la semana) voy a alguno con algún familiar o en invierno tenemos comidas de empresa, por lo que al final voy rotando y probando un poco de todo.
Hoy os vengo a hablar de uno que se llama Terramundi que me pareció delicioso; por lo que he ido ya varias veces y lo he recomendé a amigos y familiares (ahora también a vosotros, mis lectores).
La primera vez que fui fue con mis compañeros de trabajo en diciembre para comer todos juntos. Según llegamos, a mi me pareció muy fascinante, la entrada es espectacular porque no parece un restaurante y a medida que levanté la cabeza más alucinada me quedé con las lámparas puesto que llaman mucho la atención (en la foto no se aprecia): ¡son botellas de cristal con luces dentro de ellas! Me pareció una manera muy original de reciclar el vidrio.
Nos sentaron en una mesa alargada. En ese momento me di cuenta de una cosa que no me agradó mucho y fue el poco espacio que hay entre mesa y mesa. Estábamos bastantes apretados.
La carta es un poco peculiar, en el sentido de precios, pero todo está muy rico. Se parte de un menú básico que cuesta 11,50 euros donde se incluye primero, segundo, postre, bebida y pan. Hasta aquí todo bien, pero hay algunos platos que ponen un suplemento (por ejemplo: +3, +2, etc) que significa que hay que sumar el extra que ponen al precio inicial. Es decir, que si en un plato pone +4 hay que sumar 11,50 + 4 para obtener el precio final del menú (15,50 euros en este caso). No obstante, los platos básicos están muy ricos y el resto son más estilo delicatessen o la nouvelle cuisine.
Da igual lo que se pida, puesto que llama mucho la atención el emplatado. No parece que se esté comiendo lo que se ha pedido.
Da igual lo que se pida, puesto que llama mucho la atención el emplatado. No parece que se esté comiendo lo que se ha pedido.
Fue todo estupendamente porque ponen abundante comida en cada plato (aunque al principio no lo parezca) y además toda deliciosa. ¡Apenas nos podíamos mover! ¡Fue muy difícil trabajar después! Menudas ganas de siesta que teníamos.
Después he vuelto a ir con familiares y fue exactamente lo mismo. ¡100% satisfechos!
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