La majestuosa Grand Place es uno de los conjuntos urbanos más inolvidables del mundo. La plaza cerrada empedrada está en cierto modo escondida y no se revela al viajero hasta que entra por una de las seis callejas laterales: Rue des Harengs es el mejor acceso. El protagonista es el ayuntamiento del siglo XV con aguja, aunque todas las antiguas casas gremiales (en su mayoría de 1697-1705) tienen un encanto propio. Casi todas muestran orgullosas su gabletes barrocos, las estatuas doradas y los escudos del gremio.
Hôtel de Ville
Construido entre 1444 y 1480, este fue casi el único edificio de la Grand Place que se libró de los bombardeos franceses de 1695. La fachada de piedra está cubierta de gárgolas góticas y relieves de nobles. La torre de 96 metros está coronada por una estatua de san Miguel, patrón de Bruselas.
Maison du Roi
La plétora de aros neogóticos, estatuas con verdin y miniagujas en casi 200 años más joven que las casas gremiales de los alrededores. En la Edad Media fue un mercado de pan; alberga el Museo de la ciudad de Bruselas, con mapas antiguos, reliquias arquitectónicas y cuadros. No hay que perderse El cortejo nupcial de Juan Brueghel de Velours ni los más de 700 trajes del Manneken Pis, incluido el de Elvis.
Casas y casas gremiales
Entre los bellos edificios y cas gremiales de Grand Place se cuentan: La Louve, cuyo fénix dorado simboliza la resurrección de Grand Place tras el bombardeo; Le Cornet, con un gablete en forma de popa; Le Cygne, que albergó a Karl Max en 1847; L'Arbre d'Or, con pequeño museo de la cerveza.
La mansión de los duques de Brabante
Está formada por seis casas de 1698, ubicadas tras una única fachada palaciega reformada en 1882.
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