viernes, 9 de noviembre de 2018

Norte de Brujas (Bélgica)

Además de Burg, Markt y los famosos molinos de viento, recomiendo ver los siguientes puntos que están en la parte norte de Brujas:
  • Jeruzalemkerk: en el oeste del barrio de Santa Ana se halla una de las iglesias más extrañas de Brujas, construida en el siglo XV y por la familia Adornes. Inspirada supuestamente en la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, contiene un retablo con motivos de calaveras y una efigie de Cristo muerto en la capillita trasera. La tumba de mármol negro de Anselm Adornes solo contiene su corazón, posiblemente lo único que se logró devolver a Brujas tras su asesinato en Escocia en 1483.
  • Vistas al canal: no hay que perderse el panorama el canal desde el exterior del café 't Klein Venetie, con el campanario elevándose sobre un grupo de fachadas medievales. Es precioso en cualquier momento, pero especialmente al atardecer, cuando se encienden los focos. Desde aquí, Dijver va hacia el suroeste por la orilla y lleva a los principales museos.
  • OLV-ter-Potterie: con la entrada al museo del St-Janshospitaal se accede gratis a este pequeño complejo antiguo de la iglesia-hospital. Hay que llamar al timbre para contemplar las piezas de arte de los siglos XV-XVI. La iglesia barroca custodia el relicario de San Isdebaldo y un relieve de madera polícroma de la Virgen amamantando al Niño. Llegaron siglos más beatos y el pezón de María se camufló con una especie de encaje, por lo que la escena, resulta poco práctica.
  • Crowne Plaza Hotel: en la década de 1990, al excavar los cimientos del Crowne Plaza, apareció un muro que resultó pertenecer a la iglesia de San Donaciano (siglo X), donde se cree que fue asesinado en 1127 Carlos el Bueno, conde de Flandes, y que más tarde se convirtió en catedral. Se permitió que las obras avanzaran siempre y cuando los restos quedaran visibles y accesibles al público sin coste alguno. Salvo que esté cerrado por una convención en el hotel, es posible bajar en cualquier momento (dentro de lo razonable) para ver mapas antiguos, pinturas, tumbas y descansar del gentío.
  • Choco-Story: fascinante museo del chocolate que se remonta hasta sus orígenes como moneda azteca. El viajero conocerá la historia del chocolate, verá un vídeo sobre su producción y saboreará un praliné hecho al momento.
  • Frietmuseum: recorre la historia de la patata desde los cementerios incas hasta la sartén belga. La entrada incluye un vale descuente par ala frituur del sótano, que asegura sin atisbo de modestia hacer las mejores patatas fritas del mundo.

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