domingo, 27 de agosto de 2017

Plaza Nueva (Sevilla, España)

La fachada del Ayuntamiento que da a esta plaza se encuentra remozada al gusto decimonónico, en puro estilo neoclásico con un controvertido resultado estético. No obstante, esta plaza destaca por ser uno de los lugares de mayor belleza de entre todos los que aún siguen siendo centros neurálgicos en la actividad cotidina de Sevilla. Presidida por un monumento ecuestre del rey San Fernando, patrón de la ciudad, es sede del ayuntamiento, de algunas oficinas centrales de bancos, y eje de los núcleos comerciales más activos a lo largo del siglo XX. Uno de los edificios más significativos es el de la Telefónica, construido entre los años 1926 y 1928, por Juan Talavera, situado en el lado de la izquierda.

En líneas generales, la configuración de la plaza que tuvo desde su inauguración en 1852.

Puede considerarse como la plaza Mayor de la capital, replicando un esquema frecuente en las villas andaluzas en el que es el reloj de la casa consistorial el que marca la hora oficial y el pulso de la vida de los ciudadanos a través de los años.

El monumento ecuestre se levantó en el año 1924, según un proyecto también de Juan Talavera, el arquitecto más respresentativo y destacado del neobarroco sevillano. La estatua del rey es obra del escultor Joaquín Bilbao, y el caballo es objeto de chistes y chirigotas callejeras no siempre reproducibles en texto escrito.

En el basamento se encuentran cuatro esculturas, tres de personas relacionadas con la Reconquista y toma de la ciudad y otra de Alfonso X el Sabio, esta última de Enrique Pérez Comendador.

La leyenda atribuye a este rey el lema del escudo de la ciudad, "NO me ha dejaDO", que se simboliza con una madeja.

También se ha dicho que la madeja es un nudo castellano antiguo, que representa los fuertes lazos que ligaban a este rey con una ciudad tan fiel.

Lo cierto es que el "NO&DO" se encuentra en todos los rincones, basta con observar las tomas del agua para riego en el suelo, las puertas de los taxis o lo autobuses urbanos.

El terreno de la plaza Nueva y la avenida de la Constitución fue cauce del río hasta la época visigoda. Esto explica que cuando se edificaron el hotel Inglaterra y los edificios colindantes se encontraran restos de barcos romanos y cimientos de muelles, lo cual testifica la antigua ubicación de un puerto.

La dominación de los almorávides incorporó a la ciudad esta tierra, desecada por los visigodos, y en el siglo XIII, tras la Reconquista, fue donada por el rey Fernando III el Santo a la orden franciscana, que construyó su convento Casa Grande, llegando a ser el mayor de todos los de España. El convento fue destruido durante la invasión francesa, parcialmente reconstruido y definitivamente eliminado a mediados del  XIX, dejando el terreno libre para la plaza tras la desamortización de Mendizábal.

El único vestigio que se ha conservado de tan importante convento, dedicado a a la formación de los misioneros que partían hacia América, es la capilla de San Onofre, que se encuentra justo al lado del edificio de Telefónica.

Es esta una capilla semioculta entre edificios modernos, muy poco visitada por los sevillanos y, sin embargo, célebre por sus historias de fantasmas.

La capilla está abierta en horas de culto y merece la pena la visita por su retablo mayor, del siglo XVIII, obra de Bernardo Simón de Pereda, con esculturas de la escuela de Pedro Roldán, y por el retablo de San Onofre, situado en el muro izquierdo, de Martínez Montañés.

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