sábado, 14 de octubre de 2017

Glorieta de los marineros voluntarios (Sevilla, España)

Es una amplia encrucijada desde la que se obtiene una visión del parque, del río y de los jardines del palacio de San Telmo.

El puente que se encuentra a la izquierda recibe el nombre de Puente Nuevo, realizado en 1968, conocido así por ser el más reciente hasta que fueron concluidas los de la Exposición de 1992.

Frente a él se levanta el monumento a Juan Sebastián Elcano, conjunto escultura con fuente, que da la espalda a la entrada más bonita del parque, la del sendero, que concluye en la plaza de España y que mira a la ribera donde desembarcó el navegante después de culminar la primera vuelta al mundo.

Llama la atención el pequeño castillo de aspecto anacrónico, que sirve de sede a la Oficina Municipal de Turismo y que se conoce con el nombre de Costurero de la Reina.

Este pequeño edificio, de cuerpos redondeados, diminutas almenas y construido con ladrillos ocres en rojo y amarillo, pertenecía a la tapia de los jardines de San Telmo, un bosque de inspiración nórdica con grandes árboles y avenidas semiocultas, muy al gusto de los románticos.

En el siglo XIX, cuando los duques de Montpensier habitaban el palacio, recibían con frecuencia los miembros de la familia real y fue por eso por lo que se hizo necesario construir un pequeño edificio para el cuerpo de guardia, que sirviera también de refugio para los guardabosques cuando no hubiera invitados.

Fue en este pequeño castillo, que ahora queda en el sector más concurrido por los pabellones nacionales de la Exposición del 29, donde pasó largos ratos de enfermiza languidez la reina María de las Mercedes, efímera esposa del rey Alfonso XII.

Junto al Costurero de la Reina se encuentra el edificio principal de los tres que diseñó el californiano William Templeton Johnson para el pabellón de Estados Unidos. Estaba ideado para permanecer como consulado del país y en su construcción destaca el patio, pavimentado con el cotizado mármol almeriense de Macael.

Más adelante se encuentra el pabellón de Uruguay, del arquitecto Emilio Cravoto, muy frecuentado por los universitarios de los años 60 y 70 porque aquí estaban las instalaciones del ya histórico sindicato de estudiantes, donde se ofrecían comidas económicas y sesiones de cine en uno de los cineclubs más activos en la época de la clandestinidad del franquismo.

También en este descampado, con fachada a la avenida de María Luisa, se levanta el pabellón de Perú, con ricos cierres de madera, que diseño el arquitecto peruano Manuel Piqueras, como réplica de los del Palacio Arzobispal de Lima.

El itinerario retrocede al paseo de las Delicias que termina en los jardines de Cristina, llamados "Salón Cristina" cuando se realizaron en 1830, que cumplen la bella misión de distanciar la zona monumental de la avenida de Roma del congestionado cruce del puente.

En la avenida de Roma se encuentra la fachada principal de los jardines de San Telmo y el inicio de uno de los núcleos más bellos de la Sevilla de las grandes vías. Es realmente un entono monumental, que se aprecia mejor de noche o en horas de la poca densidad de tráfico, cuando emergen las estatuas de San Telmo, la silueta del hotel Alfonso XIII y, ya en la soberbia calle de Palos de la Frontera, la fachada de la fábrica de Tabacos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario