sábado, 7 de octubre de 2017

Palacio de San Telmo (Sevilla, España)

El origen del palacio de San Telmo está vinculado al descubrimiento de América y las actividades derivadas de la navegación a Indias porque, ya en 1508, el rey Fernando el Católico le encargó a Américo Vespucio que no dejara embarcar a los navegantes sin hacerles pasar por un severo examen. Sin embargo, la preparación dejó mucho que desear y fue un siglo más tarde, después de la destrucción de la Armada Invencible, cuando se tomó en serio la idea de crear una Universidad o Colegio de Mareantes.

La Universidad se creó a mediados del siglo XVI, como asociación de personas distinguidas relacionadas con la mar, con sede en una enorme casa trianera, con fachadas a la parroquia de Santa Ana y al río, desde donde se ofrecía misa a los embarcados.

En 1861, cuando se desplaza definitivamente la Flota de Indias de Cádiz, Carlos II dispuso que se creara en Sevilla un colegio de huérfanos, que formara a los niños en las artes de la mar. Se designó una ubicación junto al río y se inició la construcción de un edificio, que estaba destinado a ser Universidad de Mareantes.

Un siglo más tarde, en 1788, se convirtió en colegio de Marina o seminario de Náutica, para jóvenes de la nobleza o niños que, como rezaban los estatutos fueran "huérfanos, pobres y de noble cuna".

Gustavo Adolfo Bécquer comenzó a estudiar en este colegio el mismo año en que se celebró la boda entre el duque de Montpensier, el menor de los hijos del rey de Francia, Luis Felipe de Orleans, con la infanta María Luisa, hermana de la reina Isabel II. Pero Bécquer apenas llegó a concluir dos cursos porque el colegio se cerró en 1848 y se convirtió en propiedad del nuevo matrimonio al año siguiente.

El poeta se matriculo en el Instituto San Isidoro, donde se afirma que comenzó su carrera literaria. Con los duques se acaba la relación del edificio con la Sevilla americana y se inicia un tiempo de esplendor, que lo convierte en una vivienda-palacio de lujo y gusto exquisito, que enorgulleció a los sevillanos. De las obras de arte con las que los duques ultimaron los salones apenas quedó nada después de 1901, cuando el Arzobispado, que había recibido el edificio como donación de la infanta, lo convierte en Seminario Mayor.

La Junta de Andalucía, nueva propietaria de San Telmo, acometió las últimas obras de rehabilitación para que sirviera desde 1992 como sede de la presidencia.

El edificio, construido con planta rectangular y torres en las esquinas, es uno de los momentos más representativos del barroco sevillano. El inicio se fecha en 1682, cuando un grupo de arquitectos desconocidos comienza a trabajar con los planos de Antonio Rodriguez. Es una primera fase, que se cierra en 1696 porque el impulso definitivo de esta obra, que costó más de 50 años de ejecución, llega cuando se hace cargo del proyecto Leonardo de Figueroa, autor de la fachada principal, con su gran portada en la avenida de Portugal, el patio o claustro grande y la capilla.

La fachada principal, considerada como una de las más bellas muestras de arte churrigueresco, fue concluida en 1734 por su hijo. Antonio Matías de Figueroa. El primer cuerpo está formado por un grupo de columnas que enmarcan la puerta principal y sujetan el gran balcón, con la ayuda de figuras de atlantes entre indios y monstruos marinos. El balcón está rodeado de esculturas alegóricas de las Ciencias y las Artes, relacionados con la náutica. El tercer cuerpo es un ático, restaurado entre 1755 y 1796, con la figura de San Telmo, patrón de la navegación, en le centro y San Fernando y San Hermenegildo, en los laterales.

La fachada norte, la que se encuentra en la avenida de Palos de la Frontera, presenta un friso, realizado en la etapa del duque de Montpensier, que está coronado por doce grandes estatuas de sevillanos ilustres de las artes, la política o las letras, realizados por Antonio Susillo en el año 1895.

Del interior hay que destacar el amplio patio, casi cuadrado, de Antonio Figueroa, con la capilla al fondo, y el gran salón de las columnas, con el techo pintado por Rafael Tegeo, y la doble escalera que se concluyeron en 1796. Un siglo después los duques se hicieron construir un panteón, que sirvió de capilla doméstica del Seminario. en el templo, de una sola nave con cúpula y linterna, se venera a la Virgen del Buen Aire, que dio nombre a la capital de Argentina. En una talla realiza en relieve por Juan de Oviedo en 1600, que Duque Cornejo convirtió en imagen de bulto redondo en el siglo XVIII.

En el presbiterio destacan las pinturas realizadas en el siglo XVIII por Domingo Martínez, autor también de los lienzos de los muros, así como lienzos de Cabral Bejarano del siglo XIX.

En la parte superior del palacio hay pinturas de interés, entre las que cabe mencionar las tres escenas del Antiguo Testamento, del flamenco Pieter Van Lint, del siglo XVII.

La fachada principal del palacio de San Telmo concluye en la esquina con Palos de la Frontera, frente a la fachada enladrillada del hotel Alfonso XII y un poco más adelante de la curva que lleva hasta la esquina de la fábrica de Tabacos con la estrecha calle de Doña María de Padilla, donde se encuentra el único puente levadizo que atraviesa el foso y comunica con la entrada de la facultad de Letras. Retrocediendo de nuevo por Palos de la Frontera se contemplan las 12 esculturas decimonónicas, mirando la fachada enladrillada del hotel. Son personajes populares entre los jóvenes sevillanos porque se transmite una copla en verso con divertido diálogo de mofa entre las figuras.

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