El frondoso recinto del Palacio Imperial de Japón ocupa el antiguo emplazamiento del Edo-jō, el castillo del sogunato Tokugawa. En su época de máximo esplendor fue la fortaleza más grande del mundo; ahora solo se conservan el foso y la muralla, parte de la cual puede verse de cerca el Jardín Oriental del Palacio Imperial. El palacio actual, terminado en 1968, reemplazó al construido en 1888, destruido en la Segunda Guerra Mundial.
Al ser la residencia del emperador de Japón y de una parte de la familia imperial, el palacio está cerrado al público. Es posible visitar una pequeña sección del recinto que la rodea con un circuito gratuito de una hora y tres cuartos, pero hay que reservar con antelación en la web del palacio.
El foso original, de la época del Edo-jō, todavía rodea el recinto del palacio. Fuera del circuito es posible recorrer el foso y visitar Nijū-bashi, uno de los puentes más famosos de Japón: una elegante sucesión de arcos de piedra que sirve de escenario para ceremonias formales y recepciones.
Tras los puentes se alza la torre de vigilancia Fushimi-yagura, de la época Edo, supuestamente traída desde Kioto en el siglo XVII. En el circuito se puede ver la atalaya Fujimi, de 1659, una de las pocas estructuras originales que quedan en pie.
El Jardín Oriental del Palacio Imperial se puede visitar sin reservar. Se ven las enormes piedras de las murallas del castillo y se puede subir a una de las torres en ruinas. Se entra por la puerta Ōte-mon; al llegar hay que coger una ficha que se devuelve al salir.
La Intermediatheque está dedicada a la experimentación interdisciplinar, en la nueva Japan Post Tower , selecciona piezas de la vasta colección de la Universidad de Tokio y ofrece una experiencia museística fascinante y muy contemporánea; de la mejor colección de taxidermia ornitológica de Japón a una gigante lámina pop art o el esqueleto decorado de un dinosaurio. Un bonito auditorio Tōdai se ha reestructurado como foro de eventos como la reproducción en gramófono de grabaciones de jazz de los años veinte o la proyección de películas antiguas.
Tras una completa rehabilitación finalizada el año de su centenario, el 2014, la Estación de Tokio está en plena forma. El elegante edificio de ladrillo de Tatsuno Kingo del lado Marunouchi ha sido restaurado por expertos que han incluido cápsulas muy fieles al diseño original, decoradas por dentro con relieves.
El Tokyo International Forum es una maravilla arquitectónica de Rafael Viñoly que alberga un centro de convecciones y arte con siete auditorios y un amplio patio para conciertos y eventos. Si se toma el ascensor hasta la séptima planta del ala este, la gente se ve diminuta allí abajo. Es una buena idea visitarlo para el bimensual Ōedo Antique Market y los food-trucks que sirven comida y bebida a un buen precio. Tokyo Station Hotel ocupa el extremo sur del edificio; en el lado norte está Tokyo Station Galley con notables exposiciones y el práctico JR East Travel Service Center.
El Crafts Gallery es un edificio antiguo de ladrillo rojo, este anexo del MOMAT ofrece exposiciones de mingeri (artesanía popular):cerámica, objetos lacados, bambú, tejidos y muñecas, entre otros. Hay artesanos contemporáneos y artistas. Antaño era el cuartel general de la guardia imperial reconstruido tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial.
El Nihombashi está custodiado por leones y dragones de bronce, este bello puente de granito sobre el Nihombashi-gawa queda eclipsado por la autovía elevada. Destaca por ser el punto desde el cual se calculaban las distancias en el periodo Edo y como inicio de las carreteras de los grandes troncos que recorrían los daimyō (señores feudales) entre Edo y sus provincias natales.
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