El Campo Santo de los Mártires es una zona ajardinada en la que se encuentran unos atractivos Baños Árabes recientemente restaurados, un pequeño monumento a los enamorados, con unos versos de la princesa Walada, una estatua de Almanzor y, sobre todo, en la fachada sur, de espaldas al río, el alcázar de los Reyes Cristianos. El suntuoso edificio es una construcción civil con fundamentos romanos y árabes, ordenada construir por Alfonso XI en 1328.
Desde entonces sirvió de hospedería real cuando los monarcas visitaban Córdoba. En él tuvo lugar el primer encuentro de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón, en el 1486, y según cuenta la tradición la reina Isabel mandó desmontar la rueda del molino de la Albolafia, que no le dejaba dormir con su ruido.
El Alcázar, además de residencia regia, sirvió sucesivamente como sede del tribunal de la inquisición y cárcel militar y civil hasta el año 1951, en que se reconstruyó y se remozaron sus hermosos jardines, en los que existen cinco albercas de estilo mudéjar.
En el interior del edificio destacan un sarcófago romano del siglo III y el gran salón de los mosaicos, en el que pueden admirarse dos piezas romanas de notable valor: Psique y Cupido y, sobre todo, Polifemo y Galatea, del siglo II, prodigio de delicadeza cromática y expresividad, lograda con finas teselas, sobre un tema mitológico que, siglos después,, fue utilizado poéticamente por Luis de Góngora.
Junto al alcázar viejo se encuentran las caballerizas Reales, fundadas en 1570 por Felipe II para criar buenos caballos para su real casa, y reconstruidas en 1760. Más abajo, tras un arco de piedra perteneciente a la antigua muralla, se extiende el barrio de San Basilio, conocido entre los cordobeses como del Alcázar Viejo. Es éste un barrio de mucha solera, en el que abundan los clásicos patios cordobeses de carácter popular. Merece la pena callejear por él y detenerse ante la puerta de un buen número de sus casas para contemplar sus patios, entre las cuales, en el número 50 de la calle san Basilio, tiene una de sus sedes, precisamente, la Asociación de Amigos de los Patios, en una casa del siglo XVI, en las estancias de cuya planta baja han instalado recientemente sus talleres diversos artesanos que trabajan la cerámica y el cuero, elaboran perfumes y realizan artísticos collares a base de plastilina de distintos colores cocida al horno.
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