Almeida fue otra de las paradas que hice el viaje, pero este municipio no está en Salamanca ni está en España sino en Portugal. Está muy cerca de la frontera de ambos países y por eso es muy fácil pasar de un sitio a otro sin apenas darse cuenta.
La plaza principal se llama Plaza Fuerte de Almeida y tiene forma de estrella de 12 puntas con seis baluartes e igual número de revellines. Está rodeada de un foso de 12 metros de ancho, a lo largo de un perímetro de 2,5 kilómetros. Durante su momento histórico, la guarnecían 5.000 hombres y poseía más de cien bocas de fuego de diversos calibres. Disponía de compartimentos a prueba de bomba y de casamatas, en las que se podía acoger a la guarnición y a los civiles durante los bombardeos, así como polvorines subterráneos y un hospital de sangre, también debidamente protegido. Desde aquí se bombardeaba a La Aldea del Obispo y por eso y por su resistencia, se convirtió en uno de los mayores rivales de la aldea.
Me pareció muy bonito el paseo que dí por allí. Afortunadamente nos pilló un atardecer muy despejado dónde podíamos ver el juego de colores que se formaba en el cielo mientras el sol se escondía tras las montañas.
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