Como dije en entradas anteriores, yo soy una persona que no cree en Dios y sí me llama la atención (no para bien) ciertas cosas que hace la iglesia. Aunque yo tenga mis pensamientos, sí respeto a las personas que tienen ideas contrarias a las mías y por eso no voy a meter. A parte, no os quiero perder como lectores.
Personalmente, no me gusta entrar en iglesias, catedrales,... Pero si lo hago es porque me siento obligada; ya sea por ceremonias de la gente más allegada o por visitas que hay que hacer en toda ciudad importante porque se consideran bienes culturales (al igual que los ayuntamientos o en países musulmanes las mezquitas).
En la última catedral que he estado ha sido La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, situada en la ciudad de Santander (pinchando en la página web podéis encontrar toda la información sobre ella, por lo que yo voy a dar mi impresión cuando la vi).
Al llegar y ver la catedral desde fuera, sinceramente, me sorprendió mucho y para bien, en mi opinión. No es una de esas catedrales con una gran fachada llena de las típicas vidrieras caras (tiene algunas, pero no muchas); para mí eso es signo de que el dinero donado a la iglesia lo emplean para otras cosas mejores.
La basílica se quemó en un incendio y fue reconstruida intentando conservar los arcos, los pilares, las puertas y los entablamentos, sin embargo las vidrieras son más actuales (a estas me refería en el párrafo anterior).
La iglesia del cristo es una de las más antigua y está constituida por tres naves. Su estructura está formada por arcos gordos y robustos que soportan el peso del piso superior. Lo que más me gustó es que la decoración con motivos vegetales.
Para finalizar, está es una de las catedrales que más me ha gustado de todas las que he visto y precisamente es por la decoración y su fachada; no hace falta que sea tan espectacular, como Basílica de Santa Maria del Fiore de Florencia, para ser una gran catedral.
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