Cuando uno visita una ciudad por primera vez, hay ciertos monumentos que son obligatorios de ver; entre ellos está el ayuntamiento. En esta entrada voy a hablar de mi visita a al Ayuntamiento de Santander.
Normalmente me gusta cualquier sitio que voy porque todos tienen su encanto y este edificio santanderino situado en el corazón de la ciudad no iba a ser menos.
Como llegué desde una perpendicular a la calle principal dejando el ayuntamiento en la parte de atrás, lo primero que vi fue la plaza peatonal que hay delante del monumento. Es muy grande y abarrotada de gente puesto que era un día soleado. Cada grupo de personas hacía cosas diferentes: algunos leían, otros corrían, otros eran turistas como yo,...
Cuando me giré para ver la magnifica manzana que forma el Ayuntamiento de Santander. ¡Menudo edificio! ¡Menudas formas! ¡Qué maravilla! Me gustó muchísimo.
Tras observar a todos esos transeúntes y el ayuntamiento, me dediqué a averiguar un poco de historia de la plaza y del edificio ya que cuando uno sale no sólo hay que hacer visitas a los monumentos principales sino también aprender un poco de cultura e historia.
Durante la época de la segunda república española estaba expuesto el escudo de la misma en la plaza y unas décadas después a su lado había una estatua en honor de Francisco Franco. Pero en el año 2.008 se retiraron ambas cosas, siendo esta última trasladada al Museo de Cantabria.
El edificio fue construido en dos partes, la primera fue en 1.907; pero no era como es ahora ya que sólo ocupaba la mitad y en los años 60 se pidió permiso al obispado (puesto que el solar inicial era de ellos y del ayuntamiento) para terminar la edificación que actualmente conocemos; tres plantas inmensas donde se encuentran parte de las oficinas. ¡Ya quisieran muchos municipios tener un edificio así como ayuntamiento!
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