Para ser sincera, casi todo lo que vi en mi pequeño recorrido por Cantabria me gustó muchísimo. Yo creo que no podría elegir cuál es mi ciudad o monumento favorito de allí. Sobre la capital, ya he hablado del Ayuntamiento, la Catedral y la Península de la Magdalena; mi entrada de hoy es sobre el Gran Casino Sardinero.
Ocurrió una cosa curiosa cuando intentaba encontrar el edificio: yo buscaba y buscaba el monumento pero no lo encontraba a pesar de seguir las indicaciones en el mapa. Cuando llegué a la manzana no lo veía y me dispuse de nuevo a mirar el mapa. No hacía más que pensar que debía estar ahí.
Al girarme, leí el cartel de la entrada donde ponía CASINO con letras grandes y mayúsculas en azul. Me sorprendió mucho descubrir que ese edificio que había detrás de mí tan blanco, tan bien cuidado, tan grande y tan bonito fuera un casino, ya que parece cualquier otra cosa. ¡Qué maravilla! ¡Qué arquitectura tan bella!
Este hermoso monumento cuenta con una sala de juego, una sala de máquinas de azar, un restaurante, tres comedores, dos bares con salas de juego, una cafetería, una sala de fiestas, una sala de exposiciones.
Los juegos habituales que se practican dentro son: la ruleta, el black-jack, el poker, las máquinas de azar y las ruletas electrónicas. Y en los últimos años se ha incorporado la modalidad de texas holdem a modo de torneos.
Aunque uno no entre a jugar si puede admirar la fachada y la decoración. ¡Aún sigo fascinada!
Por último, el Gran Casino Sardinero patrocina y organiza diversos actos culturales y deportivos como el Festival Internacional de Santander, concursos fotográficos, exposiciones de escultura y pintura; bolos, fútbol, remo y otras actividades.
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