Por último, en nuestro recorrido, añadimos Fuengirola; lugar donde nos alojábamos.
Todo el mundo nos decía que no tenía nada que ver (incluso en las oficinas turísticas), por eso lo dejamos para el final; pero al final nos llevamos una sorpresa, porque lo poco que vimos nos gustó mucho.
En la playa, junto a la desembocadura del río se levanta el castillo de Sohail, construido por Abderramán III en el siglo X y reconstruido a mediados del siglo XVIII; durante la Guerra de la Independencia sirvió de baluarte francés. Recibe el nombre de una estrella de la constelación de Argos.
En el casco urbano se encuentra la iglesia parroquial, que tiene una bella portada barroca, y el Museo Urbano de Fuengirola.
En el barrio de pescadores de Santa Fe de los Boliches se levantan los restos de un templo romano, de un gran interés cultural.
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