Después de estar dos días recorriendo muchos pueblos y ciudades en muy poco tiempo, decidimos estar un poco más relajados un día para visitar un par pueblos que estaban más alejados de donde nos alojábamos: Ronda y Júzcar. Hoy os voy a hablar del primero.
La carretera para acceder al pueblo, está llena de curvas y es muy mala; es muy fácil marearse; por lo que recomiendo a aquellos que no conduzcan que se echen un sueñecito durante el camino para evitar nauseas.
Ronda es una de las ciudades más antiguas de España. A lo largo de la historia ha recibido diferentes denominaciones, fue la Arunda celta, la Acinipo roma y la Izn-Rand Onda árabe. El río Guadalevín la parte en dos y su cauce ha creado su famosa seña de identidad: "el tajo", un barranco de 120 metros de profundidad. A un lado, la Ronda nueva, ancha y alegre, con su plaza de toros; al otro, la Ronda antigua e íntima, cuaja de monumentos que dejan constancia de su ancestral historia. Ambas zonas están unidad por el Puente Nuevo, construido entre 1.751 y 1.793, por el puente Romano ( de la época musulmana) y por el Puente Viejo, construido en el siglo XVII.
Los árabes enriquecieron Ronda con murallones de los que se conservan puertas como el Arco del Cristo, la Puerta de Almocábar, el Castillo del Laurel que, según el rey Mutamid era "la mejor alhaja de su reino", y los Baños, situados junto al río y semienterrados por aluviones, de los que se conservan las tres salas principales. La población cristiana añadió la Colegiata de Santa María de la Encarnación, construida sobre una antigua mezquita. A los monumentos ya mencionados hay que añadir otros muchos como la torre alminar de San Sebastián, la Casa del Gigante; la Casa del del Jalifa, antiguo palacete del siglo XV; el Museo Joaquín Peinado, contemporáneo de Picasso; el Convento de Santo Domingo, sede de los cursos de la Universidad de Málaga y de diferentes exposiciones; la Casa del Rey Moro; el palacio de Mondragón, museo arqueológico municipal; el Palacio de Salvatierra; la Puerta renacentista de Carlos V; la neoclásica Puerta de Felipe V; la fuente de los Ocho Caños; la iglesia, de estilo gótico-mudéjar; el racentista convento de San Francisco; la Posada de las Ánimas, del siglo XVI, en la que se alojó Miguel de Cervantes; el Museo del Bandolero, que dedica una sala monográfica al célebre José María "El tempranillo" y la Real Maestranza de Ronda, construida en 1.785, donde toreó Francisco Romero, el primer torero que usar estoque e inventar la suerte de recibir. La plaza acoge anualmente la célebre corrida Goyesca.
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