domingo, 7 de febrero de 2016

Málaga

Tras pasar la mañana en Benalmádena y en Torremolinos, mi pareja y yo decidimos ir a Málaga para visitar las cosas más importantes de la capital.

Málaga se honra de ser patria natal de Pablo Ruiz Picasso, uno de los artistas más reconocidos de la historia. La presencia y el recuerdo de su figura inundan el caco urbano de la ciudad, desde la parte occidental del río Guadalmedina, donde se yergue el monumento que Málaga le dedica, hasta la calle de la Victoria, donde se encuentra el Museo Picasso de Málaga, la principal atracción para los amantes de la obra de este artista universal.

Muy cerca, en la plaza de la Merced, también se puede visitar la fundación que ocupa su casa natal. Allí no se podrán admirar sus obras pero el visitante tiene la opción de acercarse a la vida del artista y de conocer cómo fue su nacimiento y su infancia, y qué consejos recibió especialmente de su padre, también pintor.

A solo unos metros se alza en un montículo la alcazaba, levantada por los musulmanes en el siglo XI sobre una anterior fortaleza romana. En el conjunto destaca la torre del Homenaje, conectada por la muralla con el castillo de Gibralfaro y con las puertas de La Columna y Arco de Granada. El castillo se encuentra en una zona bastante elevada, en lo alto de una colina; por lo que, aunque se puede acceder a pie, es recomendable hacerlo en coche. Tras una excelente restauración, esta construcción impulsada en la época fenicia por Yusuf I (siglo XIV) permite al visitante hacerse una idea de la arquitectura militar del momento. Vale la pena una visita a este enclave para acercarse a la complejidad del sistema defensivo de los castillos.

Actualmente, la alcazaba también alberga el pequeño Museo Arqueológico, situado en la parte superior de este conjunto monumental. Dispuesto en torno a un ancho patio de estilo morisco, el museo muestra una colección de estatuas romanas, mosaicos, arcos, azulejos, alfarería, etc. Sin duda, entre sus atractivos también hay que destacar las inmejorables vistas sobre la ciudad desde su bella terraza.

Sin moverse del centro de Málaga, se halla lo que queda del teatro romano, original del siglo I aunque no fue descubierto hasta el año 1.951, cuando se preparaba un jardín a la entrada de la Casa de la Cultura. Al parecer, este teatro fue construido en la época de Augusto y se mantuvo en funcionamiento hasta el siglo III. Más tarde pasó a ser cantera de materiales para los árabes que, sin lugar a dudas, debieron extraer de aquí buena parte de la piedra necesaria para la construcción de la alcazaba. Sin embargo, todavía pueden admirarse en esta fortaleza capiteles y fustes de columnas romanas.

La catedral es, sin duda, uno de los monumentos más significativos de la ciudad. Su construcción se demoro durante los siglos XVI y XVIII, motivo por el cual convive el estilo gótico de la planta con el renacentista de la cabecera y con el barroco de las torres. Concretamente, las obras se iniciaron en el año 1.528, sobre una antigua mezquita árabe. El proyecto se dio por concluido en 1.782. Buena parte del dinero que se dedicó a la creación de esta iglesia procedía de los fondos proporcionados por la conquista del Nuevo Mundo. Pero, incluso así, el presupuesto se quedó corto y la segunda torre prevista en el proyecto inicial nunca llegó a levantarse. Por esta razón, la catedral de Málaga también es popularmente conocida como "la manca". La joya más valiosa del templo es la sillería y los órganos del coro, aunque también son dignos de admiración sus bóvedas, las telas de las capillas, el sagrario y la puerta de estilo isabelino de la calle Santa María.

Cualquier visita a Málaga debe incluir la iglesia de Santiago con su torre gótico mudéjar, la puerta de las Atarazanas, cuyo nombre hace referencia al monumental ingreso a un edificio desaparecido del que actualmente sólo se conserva esta característica portada del arte musulmán, y un paseo por la bulliciosa calle del Marques de Larios (en Navidad tiene una iluminación preciosa, mucho mejor que la birria que había en Madrid en las fiestas pasadas), que capta los detalles de la vida malagueña.

También vale la pena visitar la iglesia Sagrario, con su fachada gótico-isabelina, la del Santo Cristo y el santuario de Nuestra Señora de las Victorias.

Por su parte, el convento de la Trinidad destaca por haber pasado de ser un edificio religioso a convertirse en un cuartel militar con la Desamortización del siglo XIX, mientras que el palacio Episcopal-Museo Diocesano es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil de Málaga. Está compuesto por dos palacios, uno del siglo XVI y otro que data del siglo XVIII. Los patios porticados son el elemento de distribución de los diferentes núcleos.

Además de la riqueza religiosa que atestiguan sus destacados templos, las tradicionales procesiones de Semana Santa son también de interés. Si la visita no se lleva a cabo durante periodo, el visitante puede conocer todo lo relacionado con ellas en el Museo de Semana Santa.

La plaza de toros de la Malagueta, construida a finales del siglo XIX, se sitúa frente al mar. El lugar también tiene un encanto reservado a los aficionados a la tauromaquia: Picasso realizó en este coso los primeros dibujos de su etapa taurina. concretamente, se cree que el gran inspirador de sus obras fue José Moreno Carbonero, maestro pintor cuyo elemento más característico fueron los caballos destripados por los toros. Al parecer, estos lienzos fueron la inspiración que luego le llevaría a dibujar los caballos del Guernika.

Otro punto interesante de la urbe es el Teatro Cervantes. Allí se desarrollan algunos de los conciertos más populares, de todos los estilos musicales, que acoge la ciudad.

Para los que buscan un paseo tranquilo y relajante, nada mejor que el jardín botánico La Concepción, también conocido como "el parque de los cien verdes". Se trata de un espacio tropical muy agradable gracias a los arcos, las cascadas y las estatuas que lo decoran. Escuchar los cantos de los pájaros o admirar algunas de las especies de árboles que lo pueblan puede ser una excelente alternativa a las calurosas tardes veraniegas.

Un poco más de animación encontrarán aquellos que opten por deambular por el paseo de Reding. Esta vía acercará al visitante a las mansiones más imponentes y a los palacios de estilo Belle Époque que se alzan en esta avenida.

Es aconsejable una visita al Museo de Artes y Costumbres Populares, situado en pleno centro de la ciudad, en el antiguo Mesón de la Victoria. El edificio, que data del siglo XVII, está totalmente restaurado y alberga desde 1.976 este museo centrado en la vida cotidiana de Málaga y su provincia. Todas las costumbres y tradiciones tienen un lugar en este espacio cuyo patio interior, al que se abren diferentes estancias, es una clara muestra de la tradición arquitectónica morisca.

Por último, quiero mencionar una cafetería que se llama Tejeringos Coffee (situada en Méndez Núñez, 6 - muy cerca de la calle Marqués de Larios) donde sirven una especie de churros que se llaman Tejeringos. Están muy ricos y merece tomar unos cuantos para reponer las fuerzas tras recorrer la ciudad.

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