Una novela romántica repleta de aventuras y experiencias exóticas con la que concluye la bilogía «Sol y Luna».
Si no hubiera sido por la oportuna intervención de Kors Van Dijken, aquella misteriosa mujer habría muerto ahogada al llegar la pleamar, pero aún es pronto para cantar victoria.
En medio de una de las peores tempestades a las que se ha enfrentado en su vida, el veterano lobo de mar se ve obligado a hacer lo imposible para salvar el barco y a su extraña tripulación.
En lucha contra los elementos y en medio de un sinfín de aventuras que los llevarán desde Tánger hasta una pequeña ciudad de Holanda, lo último que imagina el capitán Van Dijken es que, de la mano de la misteriosa sirena que acaba de subir a bordo, va a descubrir un amor que estaba escrito en las estrellas desde el principio de los tiempos.
Sol y Luna, escrito en las estrellas
Isabel Keats
Isabel Keats
Editorial: Esencia
ISBN: 978-84-081-7083-9
Cuando salió a la venta esta novela, tuve que leerme de nuevo la anterior puesto que había pasado un poco más de un mes y con la cantidad de libros en los que suelo meterme de forma mensual pues algunos detalles se me olvidan. No obstante, no me importó porque me encantó la primera parte y ahora con esta segunda aún más.
Aunque son dos historias independientes de amor, ambas en el fondo buscan lo mismo: que las hermanas se encuentren.
En la primera entrega habla de Luna, la melliza más sensata que se enamora del pirata de sus pesadillas mientras intenta descubrir si su hermana Sol está viva o no.
En esta segunda, trata sobre Sol, la otra melliza que es un poco más alocada y amante de la naturaleza. Para encontrar a Luna, se ve envuelta en una serie de aventuras que son muy divertidas a la vez que tristes. Durante su búsqueda, se enamora de un holandés que es cómo ella.
Mientras que leía la serie al completo, he pasado por un abanico de emociones: alegría, tristeza, miedo, amor,... Eso sí, nunca ira como en otros. Todo esto es lo ideal cuando uno está con un libro puesto que es lo que realmente te atrapa.
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