Poco a poco, nos fuimos dirigiendo cada vez más hacia al norte por los pueblos de la costa. Teníamos algunas paradas obligatorias por recomendaciones de familiares y amigos; y una de ellas era Baiona donde vimos un montón de cosas interesantes:
Primero nos dirigimos a la Fortaleza de Monterreal que e encuentra situada al final del paseo marítimo, en la península de Monte Boi. Su interior es enorme, así que se puede estar tranquilamente un par de horas caminando por sus murallas para recorrerlo todo con calma. Las vistas que se obtienen de la costa desde sus torres y murallas son preciosas, solo por eso ya merece la pena entrar.
Además, dentro de ella, frente al Parador de turismo, se encuentra esta pequeña ermita, que suele estar cerrada al culto, pues se utiliza principalmente para la celebración de bodas y luego hacen el convite en el parador. Es un ermita pequeña, de piedra; la entrada se realiza por una escalera que hay en uno de los laterales; en el frente tiene un pórtico abierto, y está rodeada de jardines. Un entorno muy romántico para el evento... Desde el interior se puede salir al paseo que transcurre por el Monte Boi, para ver el exterior de la fortaleza.
A los pies de la fortaleza, sobre la muralla de la medialuna del Condestable se encuentra el Monumento Encuentro Entre Dos Mundos; una enorme escultura de 9 metros de anchura y 4,5 de altura, realizada en granito por Magín Picallo. Está formada por varios grupos de figuras que representan a Galicia, América, la emigración y el retorno, que se disponen alrededor de una gran esfera que simboliza al mundo y que contiene en su interior muestras de tierra traída de los 22 países iberoamericanos. Fue construida con motivo del V Centenario del descubrimiento de América por Colón, ya que a este puerto llegó la carabela Pinta capitaneada por Pinzón desde el Nuevo Mundo. Forma parte de una serie de monumentos que hay en Baiona, llamados "Monumentos de la Arribada".
Al salir de la fortaleza, nos dirigimos hacia el paseo marítimo donde se encuentra la Playa Da Ribeira. Tiene una longitud de 170 metros y es una playa totalmente urbana, que por situación está bastante resguardada del viento y tiene un oleaje moderado. En verano tiene servicio de alquiler de hamacas y sombrillas, y vigilancia. La arena es fina y de color dorado, y por su limpieza cuenta con el distintivo de Bandera Azul. En el lado opuesto de la península del Monte Boi se encuentra la playa dos Frades. Tal y como lo he contado parece muy bonito y dan ganas de bañarse, pero ¿quién es el osado que se atreve a meterse dentro del agua? Desde luego yo no porque está muy muy fría para mi gusto (claro, estoy acostumbrada al mar mediterráneo que es una bañera en verano).
Mientras caminamos por el paseo, nos topamos (a la altura del puerto deportivo) con una réplica a escala real de la Carabela de la Pinta que demuestra lo contrario a lo que suelen pensar muchas personas, es decir, ellas creen que las carabelas de Colón y sus compañeros de expedición eran de grandes dimensiones, pero no es así. Aproximadamente treinta auténticos valientes viajaron junto a Colón en La Pinta. Visitar de carabela es hacerte una ligera idea de cómo debieron pasarlo hasta otear tierra, del mérito y la valentía que demostraron y de lo difícil que debió ser recorrer tantas y tantas millas sin ver más que el azul y del agua y de los cielos.
Por último, visitamos la Virgen de la Roca que se localiza en el monte Sansón a unos 100 metros sobre el nivel del mar. La virgen es una antigua escultura de piedra, excepto la cara y las manos que son de mármol blanco; obra del escultor Ángel García. El interior del monumento está hueco y se puede subir hasta el barco que sostiene la Virgen para así poder contemplar las magnificas vistas de Baiona y la Ria de Vigo.
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