Cada vez que pasábamos desde Casa Boavista a España, teníamos que atravesar Valença Do Minho y Tuy. Para cruzar de un sitio a otro lo hacíamos a través del puente que hay sobre el río Miño. Mientras uno va conduciendo puede disfrutar de las vistas que hay desde lo alto; son espectaculares y si se tiene la oportunidad de hacer una fotografía, no la desaprovechéis porque merece la pena.
Como los últimos días del recorrido teníamos que cruzar dos veces el puente, usamos la cámara tanto de día como de noche y además en uno de esos paseos paramos en Tuy para visitarlo. Es un lugar difícil para aparcar y una vez encontrado el sitio para dejar el coche, es mejor hacer todo a pie.
Lo más cercano al puente, es la Catedral de Santa María y fue lo primero que vimos. Es la joya de la ciudad ya que está ubicada en la parte más elevada de la colina que singulariza a la ciudad. El estilo inicial es el románico, con una extraordinaria riqueza e importancia, su influencia se extendería a toda la región del Miño gallego y portugués. Lo más destacable es su fachada y sobre todo sus capiteles románicos llenos de criaturas extrañas que conforman parte de la llamada "biblia de piedra". En el último cuarto del siglo XII la Catedral de Tuy se completaría en estilo gótico, principalmente en su nave longitudinal y las bóvedas cierre del conjunto. Su fachada occidental se considerada el primer conjunto escultórico gótico de la península ibérica.
Después visitamos el Monasterio de Santo Domingo que se encuentra pegado a la Catedral. El monasterio data del siglo XIV y está construido con las características propias del gótico mendicante: Planta de cruz latina, crucero con resalte y cabecera de tres capillas poligonales cubiertas por bóvedas nervadas e iluminadas por altos vanos geminados.
La Alameda de Santo Domingo estásituada justo detrás del Convento del mismo nombre. En la actualidad esta Alameda está formada por un gran Mirador con unas bonitas pérgolas en las que se divisa el río Miño y el antiguo Puente Internacional que sirve de paso a la vecina Valença Do Minho. Los cuidados jardines lo componen gran variedad de árboles centenarios, que en primavera llaman la atención por sus bonitas flores, estanques con nenúfares atravesados por un puente de madera, e incluso un anfiteatro. Detrás del anfiteatro hay un monumento de granito, en color rosa de Porriño, del escultor Silverio Rivas que por cierto también tiene esculturas en la ciudad olívica.
Por último fuimos los Jardines de Troncoso que se localizan bajando las escaleras de la glorieta de Vigo, donde se sitúa el monumento al Caballo Salvaje es el típico lugar de encuentro y paseo tranquilo rodeado de algunos árboles centenarios y bonitas plantas. Se dice que fue realizado sobre el recorrido de la antigua muralla de los siglos XVII y XVIII. La forma del jardín se adapta a la fortificación, destacando el bastión con la característica forma de punta de flecha, en la que actualmente se ubica una fuente decorada por la Escuela Obradoiro, una pequeña pérgola y una gran pajarera.
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