Hace un par de meses un compañero de trabajo me comentó que le iba a caducar un pack de la vida es bella con hoteles en toda España por lo que decidió venderlo por la mitad de precio; así que lo compré.
Como sólo era para una noche quería ir a ver sitios cerca de Madrid y que nunca había estado: Segovia, Ávila, Toledo o Sigüenza (Guadalajara). Mi prioridad era la primera puesto que me habían hablado muy bien de la ciudad, pero tras el rechazo de todos los hoteles de Segovia que había en la lista (me negaban la habitación cuando decía que iba por la vida es bella), pues me decanté por Ávila aunque a muchas personas no le hacía mucha gracia porque decían que no merecía la pena (yo siempre les decía que hay que conocer mundo, sea bonito o feo).
Para la reserva del hotel, decidí cambiar la estrategia con esta provincia: primero decía que quería la reserva y a la hora de pagar comuniqué que era de la vida es bella; de esta forma conseguí alojamiento a la primera. Así que por experiencia, os digo: ¡cuidado con estos packs que no es todo tan bonito como lo pintan!.
Nada más llegar al hotel (por cierto se llama Fontecruz Ávila) me sorprendió muchísimo para bien. El recinto del exterior estaba muy bonito y por dentro aun más: las habitaciones eran amplias con un montón de prestaciones y decoración moderna (aunque la televisión no lo era tanto, pero para lo poco que la vi me dio igual).
Tras descargar todo el coche, me dirigí al corazón de la ciudad para visitar las cosas más importantes de allí. Lo primero que hice fue ir a la oficina de información y turismo (está justo en la muralla) para que me dijeran qué es lo que había de interés para visitar. Me dieron un mapa con todos los sitios marcados para no perderme; por lo que enseguida me encaminé a ello.
Lo primero que vi fueron las murallas, aunque no subí porque me pareció un poco caro (5€) subir simplemente por unas escaleras y pasear un tramo corto. Las vi desde abajo; impresionan muchísimo porque se utilizaron para construirlas piedras de las tumbas de y piedras donde los romanos ponían las cenizas de la gente que se había incinerado. Todo esto se aprecia bastante bien si se acerca uno mucho.
Una vez traspasadas las murallas, me encontré con la catedral. Es considerada la primera catedral gótica de España, teniendo influencias francesas. En el siglo XIII se construyeron el cuerpo de las torres y las naves, después en el siglo XIV el claustro, las bóvedas y los arbotantes; y finalmente durante el siglo XV se terminaron las obras y se realiza el reloj.
Enfrente de las murallas y de la catedral, vi la Plaza de Santa Teresa, un punto de reunión de residentes y turistas. Allí está la estatua de Santa Teresa, a un lado está el convento de la misma, a otro la Iglesia de San Pedro y por otro la Puerta del Alcázar. En los soportales que la rodean, uno puede comprar las yemas de Santa Teresa (un dulce típico de estas tierras).
Paseando por las calles de la ciudad, encontré la Basílica de San Viciente, que es, sin lugar a dudas, uno de los más notables exponentes del románico y gótico castellanos tanto en el ámbito arquitectónico como en el plano escultórico.
Continuando con la visita, lo siguiente que admiré fue la Plaza del Mercado Chico que es donde se encuentra el Ayuntamiento; construido en granito y en cuya fachada tiene un pórtico apoyado sobre cinco arcos de medio punto.
Y por último vi el Museo Provincial de Ávila que se ubica en la Plaza de Nalvillos, entre dos de los edificios más relevantes de la ciudad. la iglesia-museo de Santo Tomé el Viejo y la Casa de los Deanes.
Ávila es una ciudad chiquitita y es fácil de recorrerla en muy poco tiempo; no obstante está bien visitarla para conocer las pocas cositas que hay allí.
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