Hace unas semanas, mis amigos de Casa Boavista, nos invitaron a mi familia y a mi a pasar unos días con ellos en su casa; así que sin dudarlo fuimos para allá porque en el verano lo pasamos bomba con ellos e hicimos buenas migas.
Como ya conocíamos el tema de los peajes en Portugal (más información aquí), decidimos ir por España y entrar al país vecino por Tuy por lo que fuimos más cómodos y sin tener que preocuparnos de pagar en peajes.
Fueron muchas horas de viaje, pero mereció la pena porque según nos acercábamos veíamos unos paisajes preciosos. Parecía que estábamos en un bosque con tanto árbol. Esto es así, porque para ir hay que cruzar un parque natural. ¡Qué belleza!
Cuando llegamos a la casa, lo primero que hicimos fue descansar y dormir hasta el día siguiente ya que veníamos rotos por estar tanto tiempo encerrados en un coche.
A la mañana siguiente Acácio y Gloria, nos dijeron que nos iban a enseñar el pueblo junto a otros que hay también alrededor para que conociéramos mejor la zona.
La primera parada fue en Coura, pueblo que da nombre a la región en la que estábamos. Es un lugar tranquilo no muy concurrido, de hecho hay poca gente viviendo.
Se encuentra entre las montañas y las personas que tienen una casita en las alturas, también tienen campo para la siembra. Este campo está formado por escalones para trabajar mejor la tierra en llano que en cuesta. ¡Es muy bonito ver como lo tienen! Lo que más vi que se cultivaba eran parras para hacer vinos y para luego venderlos a las grandes compañías. Con el clima que tienen pueden plantar cualquier cosa de regadío puesto que nunca se les va a secar.
En el pueblo también hay una iglesia llamada Matriz que es un templo templo católico localizado en lo alto de un montículo rodeado de una muralla de piedra y unos cuidados jardines, en las proximidades del centro histórico de Paredes de Coura,
Para acceder a la iglesia parroquial hay que subir varias escaleras de piedra, convenientemente ornamentadas con algunos cipreses y varias plantas. Una vez arriba destacar la fachada del templo de color blanco, sobre la puerta, un gran rosetón y a continuación una sola torre que hace las veces de campanario y reloj al mismo tiempo, también en color blanco.
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