Después de visitar Coura, nos dirigimos a Ponte de Lima, la villa más antigua de Portugal.
Nada más aparcar el coche, lo primero que llama la atención es el puente romano que se encuentra sobre el río Lima. Se compone de dos secciones: el primer tramo construido en el siglo I que corresponde a la parte que está en el río; y el otro tramo que fue construido durante la época medieval y es un "puente seco" sobre las orillas del río para facilitar el acceso a la aldea de Arcozelo. Al principio de éste hay unas esculturas de unos romanos que me recordaron mucho a los cómics de Astérix y Obélix.
Paseando a lo largo del río, pudimos disfrutar de la vista de la ciudad, del puentre romano, del palacio de los marqueses y de las iglesias del pueblo. Destaca sobretodo los árboles que nos dieron sombra mientras andábamos.
Al cruzar el puente andando (está cerrado al tráfico), nos encontramos con el Largo Camoes, una plaza de pequeñas dimensiones frecuentado por habitantes y turistas. En el centro destaca el chafariz (fuente).
Mientras recorríamos las calles adoquinadas, estrechas y llenas de flores de la villa, vimos el San Antonio da Torre Velha que es una antigua ermita consagrada.
Cuando ya estuvimos hambrientos, fuimos a un restaurante llamado Manuel Padeiro a comer un plato típico portugués que ni mi familia ni yo nunca habíamos probado: Sarrabulho. Son dos fuentes: una de arroz con la salsa de distintas carnes de cerdo y otra son las carnes con las que se ha hecho la salsa: diferentes morcillas, chorizos, salchichas, tripas, lomo, oreja, panceta, magro, etc y con patatas fritas. Está todo muy rico, pero luego hay que hacer un montón de ejercicio para poder bajar todas las calorías que se han comido.
Nada más aparcar el coche, lo primero que llama la atención es el puente romano que se encuentra sobre el río Lima. Se compone de dos secciones: el primer tramo construido en el siglo I que corresponde a la parte que está en el río; y el otro tramo que fue construido durante la época medieval y es un "puente seco" sobre las orillas del río para facilitar el acceso a la aldea de Arcozelo. Al principio de éste hay unas esculturas de unos romanos que me recordaron mucho a los cómics de Astérix y Obélix.
Paseando a lo largo del río, pudimos disfrutar de la vista de la ciudad, del puentre romano, del palacio de los marqueses y de las iglesias del pueblo. Destaca sobretodo los árboles que nos dieron sombra mientras andábamos.
Al cruzar el puente andando (está cerrado al tráfico), nos encontramos con el Largo Camoes, una plaza de pequeñas dimensiones frecuentado por habitantes y turistas. En el centro destaca el chafariz (fuente).
Mientras recorríamos las calles adoquinadas, estrechas y llenas de flores de la villa, vimos el San Antonio da Torre Velha que es una antigua ermita consagrada.
Cuando ya estuvimos hambrientos, fuimos a un restaurante llamado Manuel Padeiro a comer un plato típico portugués que ni mi familia ni yo nunca habíamos probado: Sarrabulho. Son dos fuentes: una de arroz con la salsa de distintas carnes de cerdo y otra son las carnes con las que se ha hecho la salsa: diferentes morcillas, chorizos, salchichas, tripas, lomo, oreja, panceta, magro, etc y con patatas fritas. Está todo muy rico, pero luego hay que hacer un montón de ejercicio para poder bajar todas las calorías que se han comido.
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