Si hay un monumento en Segovia realmente extraordinario ese es el famoso acueducto romano. Cuando entras a la ciudad te quedas alucinado porque se puede ver una gran parte de la misma y el acueducto en el medio dándote la bienvenida, es una sensación única.
Se trata de uno de los monumentos más significativos y mejor conservados que existen de la época romana en la Península Ibérica y, al parecer, fue construido entre los siglos I y II por el emperador Vespasiano.
El acueducto de Segovia se construyó para poder conducir las aguas del manantial de la Fuenfría, que se encuentran a más de 15 kilómetros hasta la ciudad. En total posee 167 preciosos arcos y 100 se encuentran en la propia ciudad.
Es un monumento hecho de granito que apenas ha sufrido cambios desde que se construyó. Una de las pocas cosas que se han modificado es la imagen de la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad, que se encuentra situada entre los arcos más grandes del acueducto y que sustituye a otras imágenes anteriores.
Hasta hace unos pocos años los vehículos podían pasar por el medio de los arcos principales del acueducto pero en la actualidad el trafico se ha restringido para poder facilitar el estado de conservación del acueducto (y aun así es difícil fotografiarla porque siempre hay algún coche parado delante de él). Además, se han estado realizando minuciosas labores de restauración durante los últimos ocho años para que este monumento pueda seguir manteniendo todo su esplendor.
El acueducto siempre está repleto de turistas pero nunca tienes sensación de agobio porque es inmenso y hay espacio para todo el mundo.
Os recomiendo que lo contempléis desde todos los ángulos posibles porque cada uno tiene un encanto especial, es algo único que no deja a nadie indiferente.
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