Después de comer, nos fuimos directamente a un pueblo llamado Pedraza porque justo ese día había una fiesta muy conocida allí: La noche de las velas. Es un lugar que un día al año decorar cada rincón con velas, ya sea haciendo formas (como estrellas, corazones,...) o aleatoriamente permitiendo que los turistas que están allí puedan encenderlas. ¡Es muy bonito! Pero apenas se puede disfrutar del gentío que hay.
Hay que ir muy pronto para poder ver el municipio tanto de día como de noche porque si uno llega tarde está todo a tope y no se puede dar un paso y además está imposible para aparcar. Además, lo tienen muy mal organizado para personas discapacitadas porque no se les permite dejar el automóvil cerca... y tienen que andar muchísimo con un suelo bastante inestable que pueden caerse en cualquier momento... ya era complejo andar para las personas que no tenemos esas dificultades; no os podéis imaginar lo complicado que es para alguien que tiene algún tipo de dolencia o decadencia en alguna de las piernas. ¡Horroroso!
Nosotros llegamos sobre las 17 horas y estaba ya todo a tope para aparcar el coche; tuvimos que irnos al quinto pino (y dentro de lo que cabe estaba cerca... ya que otros se fueron a otros pueblos de alrededor para luego ir andando desde allí).
Cuando por fin logramos subir las empinadas cuestas que hay para entrar Pedraza; estábamos muy cansados porque hacía muchísimo calor y tuvimos que andar bastante. No obstante, pudimos ver el municipio por dentro sin tanta muchedumbre, pero era de día y aun no estaba encendidas las velas.
Al poco de ponernos a caminar por las calles empedradas vimos algo que no nos gustó nada. Os pongo un poco en situación antes de contaros el detalle feo. Mi madre y yo, al entrar comentamos "¡Qué raro que nadie se lleve ni una vela!", y pocos minutos después vimos a un grupo llevándose un montón de velas y cachondeándose de lo que hacían. ¡Eso no se puede permitir! Además las velas cuestan muy poco pero el trabajo que hacen los habitantes del pueblo para tener el municipio tan bonito es muy costoso y eso lo están menospreciando. ¡Indignante!
Poco a poco iban viniendo más y más personas y en un espacio de 31,58 km2 éramos miles y miles de personas y no paraban de llegar. No se podía dar un paso, apenas habían bancos o sitio en el suelo para sentarse, la comida la habían subido de precio, las ambulancias no tenían espacio para entrar ni para salir,... era agobiante. Es mejor ir cualquier otro fin de semana porque uno lo puede llegar a pasar muy mal allí adentro.
Pudimos visitar malamente dos cositas:
- La puerta de la villa que es el único acceso a Pedraza, y por tanto es utilizada como entrada y como salida única del pueblo. Sus orígenes se remontan al siglo XI, y fue reconstruida en el siglo XVI siendo señor de Pedraza Iñogo Fernánde de Velasco, cuyo escudo preside la entrada. Los portones son de madera de álamo negro y durante varios siglos eran cerrados durante la noche impidiendo la entrada o salida de cualquier persona salvo emergencia; en tal caso era el carcelero el responsable de abrir la puerta.
- El castillo que es una fortaleza construida en el siglo XIII y se reedificó en el siglo XV por García Herrera. A principios del siglo XVI los Duques de Frías, Condestables de Castilla, reformaron el castillo de nuevo, añadiéndole el gran muro defensivo adherido a la torre del homenaje y el muro exterior dotado de cañoneras y un puente levadizo (hoy desaparecido). El castillo cuenta con una imponente torre del homenaje, foso, y está rodeado en la mayoría de su perímetro por un precipicio.
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