La blanca villa de Rota, famosa por los productos de sus huertas y la base aeronaval de utilización conjunta hispano-americana, cierra por el norte la bahía de Cádiz, a 41 km de la capital y 25 km de Jerez de la Frontera. Fue asentamiento romano; excavaciones realizadas en este siglo han hecho aflorar depósitos de ánforas, lo que da un criterio de unidad a la bahía si se tienen en cuenta similares yacimientos en las otras poblaciones de la zona. A Rota, cuyos orígenes son antiquísimos, se llega por una recta carretera desde El Puerto de Santa María e inmediatamente, y tras de un caserío en el que sobresalen los edificios turísticos, aparece la larga playa de arena dorada y un mar azul de aguas limpias.
En el caserío destaca, auténtica joya, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Expectación o de la O, una construcción que data de la primera mitad del siglo XVI, de estilo gótico girado hacia el plateresco. Sorprende en este momento el exterior, prácticamente sin decoración, en contraste con un interior de intensa y asombrosa riqueza ornamental. Al traspasar la puerta ojival, luego de un paseo por calles recoletas amables, blancas y sonrientes, bajo un muro que soporta una torre de dos cuerpos y poca altura, cubierta de una pirámide revestida de azulejos blancos y azules, nos encontramos con una gran nave de planta rectangular, cubierta por tres amplias bóvedas de gran belleza decorativa.
Además de la ermita de San Roque (en la actualidad iglesia de la Caridad), un monumento que data del siglo XVIII, en donde se da culto a un interesante Cristo de la Vera Cruz; obra de transición barroca, es de destacar el llamado castillo de Luna, la edificación civil más notable, muy próximo a la iglesia mayor.
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