Zahara, flor, es nombre árabe, que no en balde fueron los árabes los que fundaron la ciudad serrana a principios del siglo VIII, a los pies de un risco sobre el que levantarían los nazaríes un castillo imponente, del siglo XIII.
La sierra de Zahara es de las más bellas de la serranía, con un bosque de pinsapos en el que pasta libre la capra hispánica, también hay abundante venado y todas las especies de caza menor.
Menester es visitar el puerto de las Palomas, ideal para el vuelo libro, las riberas de Arroyomolino y Bocaleone, y la Gragante Verde, un paradisiaco que nos conduce a la ermita de la Garganta, una cueva impresionante. Por el cielo de Zahara vuelan majestuosos y lentos buitres leonados, ya que es la zona de mayor concentración de estas rapaces de toda Europa.
Toda la villa está declarada monumento histórico artístico. Su castillo, que se eleva sobre un alto risco, en la falda de la sierra del Jaral, fue en el pasado una plaza inexpugnable. Llama todavía la atención su torre del homenaje, fortísima, de planta cuadrada y ángulos redondeados. De las torres de la fortaleza sobresale una hexagonal con hiladas de ladrillo.
Con relación a su patrimonio religioso hemos de decir que su primitiva inglesa se construyó dentro del recinto del castillo. La iglesia de Santa María de Mesa es barroca, siendo en su retablo mayor, del siglo XVIII, en donde se da culto a una talla de María, del XVI. Como en el Gastor, la festividad del Corpus goza de muy merecida fama.
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