Situada en el centro de la provincia de Cádiz y asentada en las proximidades del río Guadalete, la ciudad de Jerez de la Frontera debe su universalidad a sus vinos, caldos únicos, conocidos y apreciados en todo el mundo.
Si la historia hubiera tenido una lógica rigurosa sería Jerez la capital de la provincia, a la que hubiera dado nombre, pues Cádiz hubiera sido la ciudad-puerto, salida natural del núcleo central y asentamiento más importante. De cualquier modo, hoy comparte Jerez de la Frontera con Algeciras y Cádiz una suerte de tricapitalidad de una provincia múltiple y diversa, en la que correspondería a esta última la amplia bahía, a Jerez la campiña y la sierra, y a Algeciras el paso continental, la llave del estrecho de Gibraltar.
Conviene diferenciar en Jerez ciudad y campo, a pesar de que los núcleos poblacionales y el ensanchamiento rápido de la capital están conformando una suerte de gran urbe que la sitúa en cabeza por número de habitantes de provincia. Son estos, bellos pueblos antaño llamados de colonización, pueblos blancos, humildes y hermosos, en los que sobresalen las espadañas y campanarios de sus iglesias únicas y en donde viven laboriosos campesinos fautores de la riqueza agrícola y transformadora de Jerez.
La ciudad se asienta sobre una meseta. Urbe andaluza de calles, plazas y alamedas con naranjales y palmerales, los últimos años ha conocido un muy bien planificado desarrollo urbanístico que ha hecho posible grandes avenidas y edificaciones junto a zonas de servicio y ocio acordes con la nueva situación. El casco histórico de Jerez estuvo rodeado de murallas de la época almohade, un cuadrilátero irregular del que se conserva un importante lienzo, magníficamente restaurado, en la entrada sur de la ciudad.
En la avenida del Duque de Abrantes, en el llamado Recreo de las Cadenas, está la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en la que todos los martes y jueves, a las 12:00 se celebra el espectáculo Cómo bailan los caballos andaluces. El caballo, su cría y doma, de dilatadísima tradición, es uno de los elementos más característicos de la ciudad.
Jerez no contaba con obispo propio, pues se encontraba bajo la jurisdicción del arzobispado de la vecina ciudad de Sevilla. No obstante, el templo era una colegiata instituida por Alfonso X el Sabio a principios del siglo XIII. Recientemente, en 1980, ha adquirido la denominación de Catedral.
Si una nebulosa envuelve el año de la fundación de la ciudad, que pudo haberse realizado a lo largo del siglo IX, se ha fechado a finales del siglo XI la edificación del Alcázar y las murallas, muy probablemente obra de los almorávides.
En la plaza del Arenal se erige la estatua en bronce de don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, marqués de Estella, quizá el jerezano más famoso del siglo XX. La escultura es de Mariano Benlliure; el dictador está a caballo presidiéndola. A la derecha corría en tiempo la muralla entre la Puerta Real y el Alcázar. En la actualidad hay un caserío de diverso estilo, desde el neoclásico del Palacio de Justicia , en la esquina norte, a los modernistas de la sede de Cajasol y el edificio Basilio Iglesias.
Si la plaza del Arenal es la más emblemática de la ciudad, la de Asunción, al lado mismo de la primera es la más artística. Se llamó el Cabildo, también de Escribanos y, luego, de San Dionisio, nombre por el que sigue siendo conocida por la mayoría de los jerezanos. Antiguo centro de la ciudad, esta plaza, forma, junto con la iglesia del mismo nombre, uno de los conjuntos urbanos de mayor interés por su variedad y armonía. El templo es la construcción más antigua, una obra de arte mudéjar del siglo XIV.
La calle de San Miguel nos conduce a la plaza del mismo nombre, soleada y adornada de naranjos, complemento perfecto de uno de los conjuntos urbanos más interesantes de Jerez, y que da nombre, también a la iglesia que se ve al fondo.
El exterior del convento de Santo Domingo, con fachadas a la calle Larga y la Alameda Cristina, no hace honor a su interior, de gran riqueza y antigüedad.
En uno de los barrios más populares de Jerez se encuentra la iglesia de Santiago, de la bellísima estampa, integrada en el caserío por un arco de Santiago. La portada principal, muy bonita, es de etilo gótico y está coronada por una torre barroca de época posterior.
La parroquia de San Mateo, de una nave flanqueada por capillas mudéjares y góticas, de gran interés, muestra un retablo barroco, obra del maestro jerezano Andrés Benitez.
El Centro Andaluz de Flamenco se encuentra en la plaza de San Juan, en el antiguo palacio Pemartín y es un lugar de visita imprescindible no solo para los aficionados al flamenco, sino para cuantos quieran tener alguna información acerca de este arte.
Orgullo de la ciudad, el Palacio del Tiempo o Museo de Relojes, único en toda la provincia, se encuentra instalado en el palacete de la finca La Atalaya, con entrada por la calle Cervantes.
En la ribera del Guadalete, se halla la Cartuja, el más importante y destacable conjunto monumental de la provincia de Cádiz, tanto desde el punto de vista artístico como arquitectónico. El conjunto fue saqueado por las tropas francesas en 1810, y más tarde, con la Desamortización, las pocas obras que quedaban o que habían sido recuperadas fueron exportas de forma sospechosa. Fue declarado monumento nacional en el año 1856, a pesar de ser, en palabras del investigador Ramón Corzo, un "conjunto de naves y claustros de muros desnudos y arruinados".
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