sábado, 15 de diciembre de 2018

Air Europa

Hoy vengo a hablaros de una compañía de vuelo conocida y que se ha usado desde hace tiempo, pero las cosas que voy a decir de ella se puede aplicar realmente a muchas empresas de siempre que han cambiado muchísimo a día de hoy.

Recuerdo que cuando era pequeña y viajaba con mi familia en avión, las azafatas (antiguamente eran mujeres) eran simpáticas y siempre atendían a los clientes con una sonrisa en la boca; para que estos volvieran usar la misma compañía. 

Mientras que escribo esta entrada, estoy haciendo memoria y me ha venido a la mente que en los vuelos nacionales también daban un snack con un pequeño refresco como cortesía y amenizar el viaje.

Por último, quiero mencionar que las maletas nunca llegaban rotas (ni rozadas) al destino final, durando éstas casi eternamente.

Sin embargo, todas estas cosas han cambiado un montón supongo que por diversas circunstancias, pero tengo la impresión que viene a raíz de las empresas de low cost.

Hoy quiero hablar de Air Europa que la he usado en diversas ocasiones a lo largo de mi vida siendo la última vez cuando he viajado a Bruselas.

Empiezo hablando del personal que parece que ya no es tan profesional como antes ya que desde mis asientos (mitad para atrás del avión) podía oír perfectamente las quejas y discusiones que tenían los azafatos (tanto hombres como mujeres) sobre los pasajeros llegando a utilizar un vocabulario nada adecuado para el trabajo. Además, cuando les llamé (que solo fue una vez) me atendieron con un tono "a ver pesada qué quieres" olvidándose de dónde estaban y de que trataban con clientes.

Os voy a contar por qué tuve que llamarles. Ese día comí a las 13:00 porque mi vuelo justo salía sobre las 3 y pico de la tarde. Mientras tomaba lo mío, me metí en la web de Aena para averiguar si había algún cambio (soy bastante previsora en ese sentido porque ya he vivido mil experiencias y no me gusta encontrarme con sorpresas de última hora) y, efectivamente, así había ocurrido; mi vuelo salía con una hora y media de retraso. Terminé de comer y mis padres me llevaron al aeropuerto con tranquilidad porque había tiempo de sobra. Al llegar allí, todavía se retrasó bastante más por lo que tuve que esperar ya allí todavía otra hora y pico. Claro, imaginaros donde ya estaba mi comida cuando llevaba la mitad del vuelo... así que por hambre pedí un bocadillo para merendar; por eso tuve que llamar al personal y, encima que estaba así por su culpa, me mal atendieron.

He aquí el punto que decía al principio: antes daban en vuelos nacionales algún snack y bebida, sin embargo, ahora ni agua ni nada siendo ellos los causantes de que tuviera hambre por haberme cambiado la hora de mi comida habitual para viajar con ellos. Además, todos los alimentos que venden, lo hacen a precio de oro. ¡Menudos ladrones!

También quiero decir que los tiempos de hoy en día han cambiado mucho a nivel tecnológico y ya que se tiene la App de cualquier compañía en el móvil, podían usar ésta para informar a los clientes de todas las cosas necesarias y no que nosotros tengamos que buscarnos la vida para saberlo.

El trato de las maletas de los viajeros es pésimo, tanto que se olvidan que están usando cosas personales de otros. Las tiran como les dan la gana, las arrastran, las ensucian, etc. Y cuando las entregan, lo hacen con los siguientes desperfectos: rajadas, con cremalleras rotas, con polvo,... horrorosas y no se hacen cargo del maltrato que sufren. ¡Una maleta no es barata cómo para hacer todo esto con ellas! Deberían dar algún tipo de compensación.

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