Como salimos muy tarde de Porriño debido a la boda, llegamos de noche a Orense por lo que apenas pudimos ver ningún monumento; pero sí salimos a dar una vuelta para buscar lo que mi madre nos había explicado: allí hay unas pozas naturales muy conocidas con aguas a diferentes temperaturas para ir haciendo contrastes como en un SPA. ¡Qué gozada!
En hotel donde nos alojamos preguntamos por las Pozas y nos dijeron que habían 3 cerca: Pozas de Outariz, Pozas A Chavasqueira y Pozas Muiño da Veiga. Todas eran gratuitas, pero no todas abrían hasta tarde; sólo la primera. Así que allí nos dirigimos con una mochila con toallas y bikinis para cambiarnos cuando llegáramos.
Cuando las encontramos, no sabíamos por dónde empezar puesto que queríamos probarlas todas y no perdernos ninguna. Lo que no pretendíamos era que nos diera un patatús de calor o frío al iniciar, por eso al final nos decidimos por la poza de agua templada. ¡Era cómo meterse en una bañera! Y a partir de ahí, fuimos rotando cada 10 minutos con cada una. ¡Qué relajación!
Debido al gusto que teníamos, nos tiramos allí como un par de horas gozando de los chapuzones. ¡Qué ganas tengo de repetir!
Quiero dar un consejo a todo aquel que vaya y no tenga la tensión normal o alta: llevaos una coca-cola porque el agua caliente baja la tensión muchísimo y así no se os cortará el rollo.
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