A 68 km de Algeciras, en la costa, se encuentra Barbate, municipio segregado en 1947 de Vejer de la Frontret, ciudad de la que fue portus en la época romana.
Barbate, muy cerca del histórico cabo de Trafalgar, es ciudad ligada al mar desde la antigüedad, ya que del mar vivió en el pasado y, también, en la actualidad.
Ya en tiempos de los romanos contaba con industria de salazón de pescado y, todavía, se utiliza en su litoral el sistema romano de almadraba para la pesca del atún, arte fijo introducido durante el siglo XIII, que consiste en darte entrada a los grandes túnidos que atraviesan el estrecho de Gibraltar, al final de la primavera, en busca de las aguas cálidas del Mediterráneo, para desovar. Su captura, a 3 km de la costa, es todo un espectáculo de fuerza, sobrecogedor, en el que el hombre extrae las grandes piezas de un agua enrojecida por la sangre e hirviente por la agonía de los atunes en sus estertores.
El pueblo, blanco, luminoso, andaluz, rodea al viejo puerto pesquero, hoy renovado, con lonja comercial, uno de los más activos de toda Andalucía.
En la población se han encontrado restos del antiguo castillo de Santiago, junto al actual faro.
La Vieja ermita de San Ambrosio, visigótica, a unos 4 km, en el pinar del Parque Natural, es el monumento de mayor interés, aunque en este momento, su estado de conservación es lamentable.
Pero lo que hace de este pueblo un lugar obligado son sus playas. Son estas la del Carmen, completamente urbana y convertida en el salón veraniego de los babateños, la de la Yerbabuena, pasado el puerto y fuera del casco urbano, y especialmente, la de los Caños de Meca, a 6 km en dirección al cabo de Trafalgar, con acantilados y grutas naturales y manantiales de agua dulce, y la de Zahara de los Atunes, a 6 km, pintoresca población pedánea de Barbate, de unos mil habitantes, muy apreciada por el turismo del norte de Europa, por sus instalaciones y calidad turística, y en donde se encuentra el castillo de la Almadraba donde se dice que trabajó Miguel de Cervantes
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