Tengo la suerte de viajar mucho y descubrir mundos nuevos. ¡Esto sin duda es lo que más me gusta! Y si un sitio me entusiasma, pues repito como decía el anuncio de las natillas Danone (ahora Danet). En ese sentido he sido muy afortunada porque he podido volver a sitios que me encantan.
Una de mis últimas repeticiones fue a Marruecos Hace tres años tuve la oportunidad de ir dos veces a Tánger: una simplemente como turista y la otra fui a una boda donde descubrí muchas cosas bonitas que tiene esta cultura; además también pude visitar otras ciudades: Féz, Méknés, Tetouan, Martil, Asilah y Chefchauen. Todas son muy distintas y con costumbres muy variadas, algunas más europeizadas y otras más árabes; pero tienen una palabra en común para describirlas: Maravillas.
Hace poco me invitaron de nuevo a ir a Tánger y he descubierto lo mucho que ha cambiado a lo largo de tres años:- Recuerdo que antes la gente iba a bañarse a la playa que había al lado del puerto. Ahora las personas van a una playa que antes era privada y era donde yo solía ir para estar más tranquila.
- Ahora el puerto que había en la ciudad ya no está ahí sino lo han trasladado a las afueras porque están construyendo un montón de apartamentos en primera línea de playa.
- Quieren filtrar las aguas fecales para que no vayan al mar tan sucias.
- Han construido un Museo en honor a Picasso en el distrito La Kasbah.
- En el cabo Espartel están reformando las Grutas de Hércules.
- Cada vez se ven a más mujeres sin el pañuelo en la cabeza.
- Cada vez trabajan más mujeres y tienen puestos un poco más altos.
Seguramente habrá más cambios pero en poco tiempo que fui no me di cuenta. Pero este año, cuando visité el colegio español Ramón y Cajal de Tánger, tuve la oportunidad de ver una exposición de fotos de cómo ha ido evolucionando la ciudad desde el siglo XIX hasta hoy en día. Es fascinante ver todo ese proceso sobretodo para la gente que ha vivido allí durante una temporada (yo no, pero mis acompañantes sí).
Hay cosas que siguen iguales y creo que nunca podrán cambiar porque sino Tánger perdería la gracia. Me refiero al Zoco Grande, al Zoco Chico, al Casino y la Gran Mezquita. Son sitios que repito y repito y que nunca me canso de ellos.
Por último quiero decir que si dicen de volver, no me lo pensaría dos veces y lo haría. ¡Cada vez me gusta más!
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