Durante el pasado domingo 1 de Noviembre, es decir, el día de todos los santos fui a Moral de Hornuez, un pequeño pueblo situado nordeste de la provincia de Segovia, junto a unos amigos.
Fue una escapada de un día puesto que fuimos por la mañana y regresamos a la noche; está a muy pocos kilómetros de Madrid y es tan pequeño el pueblo que se puede ver todo en unas pocas horas.
Lo primero que hicimos fue ir al cementerio puesto que algunos eran de allí y querían dejar flores en las tumbas de los seres queridos y rezar alguna oración para que les vaya bien estén donde estén.
Tras este ritual que hay en España el día de todos los santos, fuimos a ver el Santuario de la Virgen de Hornuez; un bien interés cultural que se asienta en una pradera entre sabinas milenarias que se encuentra acondicionada con un parque recreativo, columpios, barbacoas, fuentes de agua, bar y frontón.
Fue construida a mediados del siglo XIII porque según cuenta la leyenda a unos transeúntes (de esa época y que se encontraban en esta zona) se les apareció la Virgen mientras intentaban encender una hoguera; y fue entonces cuando decidieron levantar la Ermita y el Santuario.
Justo en frente de la Ermita, en el año 2.010, el viento abatió un árbol de más de 600 años de antigüedad y uno de los ejemplares más grandes de esa especie en nuestro país. ¡Fue una pena! ahora se puede ver ese tronco bien cortado y barnizado para conservar y contar siempre que se quiera el número de anillos que tenía la sabina.
Después de echarnos un montón de fotografías allí, nos dispusimos a dar un paseo por las calles del pueblo y al ser muy pequeño en seguida terminamos. Mientras caminábamos me di cuenta que había un montón de bodegas subterráneas por lo que parecía que era muy típico de esa zona.
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