Como os conté en la entrada anterior, en el último recorrido por Portugal, hicimos parada en Braga para comer y para pasar el día.
Tras quedar llenos, visitamos los diferentes santuarios que hay en esta linda ciudad ya que son preciosos y yo apenas los había visto.
El primero que visitamos fue el de Falperra:
Es una iglesia que fue construida en el siglo XVIII con propósito de ser un santuario. Aunque se encuentra en el barrio de Falperra (Braga) pertenece al municipio de Guimarães.
Después vimos el Santuario de Sameiro:
Se inició su construcción en 1.863 cuando colocaron la primera imagen de Nuestra Señora De la Concepción en lo más alto de la montaña.
Para acceder a la basílica andando, se dispone de unas espectaculares escaleras, alineadas con dos altos pilares, dedicados a la Virgen María y al Sagrado Corazón. El ascender y descender por las escaleras ya supone “todo un esfuerzo de peregrinaje”, por su longitud y altura a superar. También se puede acceder en coche.
Al inicio de las escaleras se sitúa una escultura de del Papa Juan Pablo II en conmemoración de su visita al templo.
Este santuario mariano está considerado el segundo lugar de peregrinaje de Portugal después de Fátima.
Por último, admiramos el que más nos gustó el de Bom Jesús do Monte:
Este Santuario se encuentra a unos 5 Km del centro de la ciudad, en la colina del Monte Espinho, y constituye, además de uno de los principales reclamos turísticos de Braga declarado Inmueble de Interés Público (IIP), uno de los mayores centros de peregrinación de Portugal. La iglesia se encuentra al final de una monumental escalinata a 116 metros de altitud, en la que hay múltiples capillas que representan un Viacrucis (constituyendo la llamada Vía Sacra), fuentes y esculturas; puede accederse hasta los pies de la escalinata tanto en autobús urbano como en vehículo propio, y una vez allí, subir a pie las escaleras o tomar el Funicular.
Todo el entorno del Santuario es un parque natural, en el que hay varios hoteles, numerosos jardines muy cuidados, varias capillas, fuentes, estatuas, una cueva natural, e incluso un lago en el que se puede dar un paseo en barca. Junto a la iglesia hay también una tienda de recuerdos (la Casa das Estampas), y un mirador desde el que se contemplan unas vistas espectaculares de toda la ciudad.
La iglesia actual comenzó a construirse en 1.784, pero en este lugar existía ya desde el siglo XIV una capilla anterior dedicada a Santa Cruz, que fue reconstruida varias veces. La construcción del actual templo fue impulsada por Rodrigo de Moura Telles, arzobispo de Braga, y diseñada por el arquitecto Carlos Amarante en estilo neoclásico (fue de los primeros templos portugueses de este estilo). De su aspecto exterior destaca su cuerpo central, coronado por un frontón triangular y flanqueado por dos torres más altas. A ambos lados de la portada se encuentran las estatuas de San Isaías y San Jeremías.
Tiene planta de cruz latina y tres naves separadas por columnas que forman arcadas de medio punto. Tiene cuatro capillas laterales; el "Bom Jesús", a quien se dedica el templo, se encuentra en una de estas pequeñas capillas y no en el altar Mayor como uno se espera. El interior es majestuoso, con una altura impresionante y techos abovedados todos cubiertos con frescos; sobre el altar Mayor hay una cúpula circular con varias ventanas que dejan pasar la luz natural.
El retablo Mayor es una auténtica maravilla, consta de varias esculturas que representan la Crucifixión, obra del escultor José Monteiro da Rocha. Todo el interior de la iglesia es muy rico en cuanto a decoración, con múltiples óleos, retablos y esculturas barrocas y rococós, como el Altar de las Reliquias, o la magnífica talla de la Virgen con los siete puñales clavados en el pecho
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