Hace unas semanas os comenté que había ido a un espectáculo en la zona de Covent Garden de Londres y hoy os voy a contar lo maravilloso que fue.
Ese día, estábamos agotados de tanto caminar para ver todos los rincones de West End, así que cuando terminamos de pasear yo le comenté a mi pareja que quería ir al hotel a descansar; pero el tuvo la astucia de entretenerme hasta cierta hora porque había reservado unas entradas para ver el musical de Charlie y la fábrica de chocolate sin yo saberlo y prácticamente cuando llegó la hora de entrar al teatro, me dio la sorpresa. Me alegró tanto y me asombró tanto, que no había palabras de agradecimiento y se me quitó todo el agotamiento en un segundo. ¡Cómo me conoce!
Así que entramos con mucho entusiasmo al sitio y nos pusimos en los asientos. Pilló las entradas por arriba pero como no sabía muy bien cómo era el teatro pues no le importó, lo que no se esperaba es que fuera tan inclinado que pudiera dar un poquito de vértigo, pero cuando empezó el musical todos los miedos se nos fueron de un plumazo.
Charlie Bucket es un niño que vive con sus padres y sus abuelos maternos y paternos en una casa. Son pobres y pasan hambre,frío y más cuando su padre es despedido de su trabajo. Charlie y su abuelo, Joe sueñan con visitar la Fábrica de chocolate de Willy Wonka que lleva años cerrada al público. Y el sueño se hará realidad. Willy Wonka, el dueño de la fábrica, pone en circulación dentro de sus tabletas de chocolate, cinco billetes dorados. Estos billetes permitirán a los cinco niños o niñas que los encuentren, visitar ésta fábrica, llevarse un cargamento de chocolates y golosinas de por vida y al ganador, recibira un premio muy especial. Augustus Gloop, Veruca Salt, Violet Beauregarde, Mike Teavee y Charlie Bucket serán los afortunados ganadores. Todos entran con su padres, menos Charlie, que va acompañado por el abuelo materno Joe.
Una vez dentro descubren de la mano del excéntrico Willy Wonka (que los recibe en la entrada de la fábrica), un maravilloso mundo de chocolate y golosinas. Cada uno de los niños y niñas va saliendo de la fábrica a causa de sus manías, defectos y mala educación. A Augustus Gloop no puede con la gula, cae a un río de chocolate, y es absorbido por un tubo que lo lleva fuera del recinto. Violet Beauregarde, la obsesiva mascadora de chicle y competidora incansable, se convierte en un arándano por probar un chicle experimental con gusto a una comida completa de dos platos y postre. Veruca Salt, niña mimada y consentida que no para de pedir, es arrojada al agujero de los desperdicios por unas ardillas al intentar hacerse con una de ellas. Mike Teavee, telespectador infatigable, es transformado en un pequeño personaje de televisión al que han de alargar como a un chicle para que vuelva a tener un aspecto mínimamente normal. Y por fin solo queda en la fábrica Charlie, el ganador. El premio es la fábrica: el señor Wonka se hace mayor y quiere un heredero, y el bondadoso y prudente Charlie renunció al premio porque debía estar en la fábrica sin su familia y Willy Wonka comprendió el amor que el tenia hacia ellos y entendio lo que significaba la familia.
Admiramos mucho el gran trabajo que hicieron tanto los actores como todas esas personas que no se ven y están detrás pendientes de que todo salga perfecto. ¡Magnífico! Nos sorprendimos mucho lo bien que lo hacían los niños y cómo cantaban; es digno de ver, no esperábamos que fueran tan pero tan buenos. Fue un auténtico regalo para nuestros oídos. También nos gustó mucho cómo bailan y el buen ritmo que tenían. ¡Espléndido!
Yo creo que es uno de los mejores espectáculos que he visto en mi vida y eso que estaba en otro idioma, pero sabiendo el argumento de ante mano una persona que no sabe inglés se puede enterar perfectamente de la historia y no pierde el hilo en ningún momento. ¡Ojalá algún día tengamos la suerte de que se haga gira de Charlie y la fábrica de chocolate en España!
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