Una cosa tenía clara, que por una experiencia que me saliera mal en la página de Subasta de Ocio, no quiere decir que el resto tendría que salir mal; así que sin dudarlo cogí otro cupón para otro restaurante en otro sitio. Esta vez, situado en pleno centro: El Capricho de Abascal.
No tiene nada que ver este restaurante con el de Bervely Beers. Según uno se acerca a la calle de José Abascal, puede observar que abunda el lujo y mientras uno sube esa calle puede ver que cada restaurante tiene unos precios carísimos. ¡Menos mal que íbamos con descuento y con el cupón!
Cuando llegamos mi pareja y yo al sitio, ya teníamos la mesa preparada y no por llevar la oferta nos trataron mal, sino todo lo contrario; como reyes. Cierto es, que cuando uno compra un vale sabe perfectamente lo que se va a tomar y no se puede cambiar; pero como todo estaba buenísimo no nos importó.
De entrante nos pusieron patatas fritas con huevos y jamón (también podíamos elegir si los queríamos con morcilla o en su lugar nuggets o ensalada césar). ¡Riquísimo! No quedó ni una miga. A continuación, mi pareja se cogió la hamburguesa gourmet de buey y yo me cogí unas tostas de pan con solomillo, cebolla caramelizada y queso brie (también pudimos haber elegido tostas con salmón, pimientos con ventresca o jamón ibérico con tomate natural); solo de recordar el sabor se me está haciendo la boca agua. De nuevo nos acabamos todo sin dejar ni una miga.
Un detalle que tuvieron con nosotros es que cuando pedimos la bebida también nos trajeron un platito con embutidos ibéricos (y no entraba en la oferta, pero nos lo regalaron).
No tomamos postres por dos motivos: quedamos muy muy muy llenos y además no entraba; pero si nos hubiéramos quedado con algo de hambre lo hubiésemos tomado aunque tuviéramos que pagarlo, los nombres de éstos llamaban mucho la atención.
Quedamos muy satisfechos y sin dudarlo tenemos pensado volver.
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