El apasionante encanto del Mediterráneo invade Barcelona; sus aguas celestes se encuentran siempre a unas paradas de metro o a un corto paseo.
Las playas de la ciudad estaban ocultas tras descampados industriales, pero la situación cambió radicalmente con la preparación de los Juegos Olímpicos de 1.992. El objetivo era crear una Barcelona abierta al mar y el resultado fue exitoso, como lo demuestran las multitudes que visitan las playas en la actualidad. Se trajeron toneladas de arena para trazar kilómetros de costa desde el antiguo barrio pesquero de Barcelona hasta el puerto Olímpico y más allá. Se plantaron palmeras, se instalaron sistemas de limpieza y erigieron esculturas contemporáneas. Los dos primeros rascacielos de Barcelona - la torre Mapfre y el hotel Arts - se recortan en el horizonte marítimo y el cercano Port Olímpic vibra con su concentración de bares, clubes y restaurantes.
- Playas: Si al visitante le apetece darse un baño en el Mediterráneo puede bajar hasta el final de las Ramblas y continuar bajo las palmeras por el Moll de la Fusta hasta el Passeig de Joan de Borgó. Unos 4 km de playas se extienden hacia el norte desde la Barceloneta hasta el Port Olímpic y más allá. Están equipadas con duchas, tumbonas, redes de voleibol y puestos de socorro. La comodidad también tiene sus inconvenientes: en verano puede ser difícil encontrar sitio entre tanto cuerpo bronceado.
- Museu d'Història de Catalunya: Alojado en el Palau de Mar, un almacén portuario reformado, este museo ofrece un amplio recorrido interactivo por la historia de Cataluña, desde la prehistoria hasta la actualidad. Instalaciones como el búnker de la Guerra Civil o el bar de los años sesenta con un futbolín antiguo hacen las delicias de los niños.
- Rambla de Mar: Esta pasarela de madera ondulada conduce al Maremàgnum, una zona de tiendas y restaurantes. Cerca se encuentra el enorme cine IMAX, donde se proyectan películas en tres dimensiones sobre naturaleza, aventura y deporte.
- Aquàrium: El acuario de la ciudad de Barcelona, el mayor de Europa, permite hacerse una idea de la inmensa riqueza que ofrece el mar Mediterráneo. La principal atracción es un túnel submarino de 80 metros equipado con una cinta que transporta a los visitantes entre amenazadores tiburones. En el espacio Explora se organizan actividades interactivas que permiten a los niños explorar los ecosistemas marinos.
- Barceloneta: Este tradicional barrio de pescadores y marineros, un laberinto de calles estrechas, parece un mundo aparte entre los centros comerciales y las luces de las discotecas del Port Olímpic. Una estimulante incursión en este barrio permite hacerse una idea de cómo era Barcelona hace 150 años. Las parejas de ancianos todavía sacan las sillas a la calle para charlar y ver la vida pasar. Los pequeños restaurantes de pescado sirven las capturas diarias. En el límite oeste del barrio se encuentra el Passeig de Joan de Borbó, lleno de restaurantes que sirven marisco y paella.
- Paseos en barco y teleférico: Es posible contemplar la actividad del puerto desde el aire y desde el mar. El Transbordador Aeri ofrece rápidas vistas de pájaro de la línea costera, mientras que las golondrinas y el catamarán y la lancha motora Orsom navegan por la zona portuaria.
- Pailebote Santa Eulàlia: Meciéndose en las aguas del Moll de la Fusta se encuentra esta goleta de tres mástiles reformada, cuyo nombre original era Carmen Flores. Comenzó a navegar en 1.918 entre Valencia y Cuba. Llevaba telas y sal y regresaba con tabaco, café, cereales y madera. En 1.997, el Museu Marítim compró y restauró el bar como parte de un proyecto para crear una colección de veleros históricos en condiciones de navegar.
- Submarino Ictíneo II: La réplica de uno de los primeros submarinos de la historia, diseñado en 1.859 por Narcís Monturiol, se encuentra en el Moll d'Espanya. Aunque sea difícil de creer, Monturiol realizó varias inmersiones en esta nave de madera con forma de pez, propulsada por dos motores de vapor. El objetivo del invento era recoger coral. Más tarde intentó vender el submarino al Ejército; sin embargo, lo vendió por piezas y murió sin dinero.
- El Centre de la Vila-Port Olímpic: Este complejo comercial dispone de tiendas, cafés y restaurantes de comida rápida. También incluye el Icària Yelmo Cineplex uno de los mayores multicines de la ciudad, con películas en versión original.
- World Trade Center: Esta enorme estructura circular es un icono de Port Vell. Alberga tiendas, oficinas, salones de convenciones y congresos y un hotel de cinco estrellas. En el patio central hay una fuente rítmica que expulsa agua a diferentes velocidades. Cerca se encuentra la Torre Jaume I, donde se puede coger el teleférico. En la terraza hay un elegante restaurante, WTC Meet & Eat, que solo abre al mediodía.
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