Kate es una adolescente de Nueva York que siente un flechado por un surfista joven llamado Sam de Hawaii mientras estudian los dos la carrera de derecho en una universidad de California. Ambos se enamoran en el momento.
Sam tiene un amigo que se llama Michael que para él es como si fuera su hermano pues que se criaron juntos. Los dos fueron abandonados cuando eran pequeños y tuvieron una casa de acogida en Hawaii donde su mamá adoptiva les cuidó muy bien y los educó estupendamente.
Cuando terminan la universidad tanto Sam como Michael van a Nueva York con Kate porque ella y Sam quieren empezar allí su nueva vida laboral. Se montan un bufete de abogados donde trabajan los tres aunque la pareja sean los dueños. Poco a poco con el paso del tiempo, la empresa se convierte en una de las más importantes del país y fuera de él.
Kate y Sam viven con la madre y la hermana de ella en la misma casa. Michael tiene su propia casa aunque siempre va a desayunar, comer y cenar a la casa de sus amigos.
Michael está locamente enamorado de la hermana de Kate, Terry pero ella no le corresponde como él quiere. Sin embargo, sí existe una buena química entre los dos.
Pasan los años y se casan y tienen dos hijas preciosas que se llaman Ollie y Cat.
Para ellos la vida es estupenda y maravillosa hasta que Kate recibe una llamada de la policía de Philadelphia donde le dicen que el coche de Sam se ha estrellado y que han muerto dos mujeres y que los dos niños, Shasa y Tommy están en el hospital están graves. Ella no entiende lo que pasa puesto que no sabe que Sam tiene allí otro coche, así que se presenta al hospital que le indican para averiguar lo que está sucediendo.
Cuando Kate llega a Philadelphia, descubre que su marido tiene una doble vida y una doble familia. A partir de ese momento, Kate se da cuenta que los príncipes azules destiñen.
Kate y Sam se separa. Sam se va a Hawaii con sus dos niños pequeños y también junto a Michael para rehacer sus vidas. Este último se va porque Terry no quiere estar con él.
Lo que no entiende nadie es por qué Kate no se altera así que cuando su hermana puede le pregunta y ella le contesta que no puede reprocharle nada a su marido porque ella provocó esta situación. Unos años atrás, fue ella quién puso los cuernos a su marido y se quedó embarazada; pero al sufrir una infección por un mal aborto su marido se enteró y la relación empezó a ir mal desde entonces. Kate piensa que las princesas también destiñen.
Ollie que está muy apenada por sus padres decide que les va a ayudar a reconciliarse porque aun se aman con locura y ya de paso dar otro empujoncito a Terry y a Michael. Todos los días ella se escribe con su padre en un chat. Hablando con él, decide ir a pasar allí unos días para conocer a los niños y también para ver a su padre y su tío.
Allí Ollie intenta poner celosos a su padre y a su tío; y realmente lo logra pero aun estos no reaccionan correctamente. Mientras tanto, Kate coge el ordenador de su hija y se apunta la dirección del chat y también el nick de su exmarido para poder chatear con él bajo un pseudónimo para que no sepa él quien es ella. Desde ese momento, Sam y ella son buenos amigos.
Cuando Ollie vuelve a Nueva York va enseñando las fotografías a toda la familia y tanto su hermana Cat como su abuela se apuntan al próximo viaje a Hawaii. Así que cuando llega el verano, las tres van a la isla reconciliándose con los hombres y Cat y la abuela conocen a los niños que son muy ricos y enseguida las acogen dándoles mucho cariño.
Un día Cat sufre un pequeño accidente, así que tiene que llamar a su madre para informarla de la situación. Kate se asusta y le pide a su hermana que la acompañe allí para afrontar la situación de verse de nuevo con su ex.
Al llegar allí, tanto Kate como Terry sufren por ver a Sam y Michael y no poder acercarse a ellos como quieren ellas.
Como todos los pasan bien con las vistas, quieren hacer un pequeño tour por cada rincón del estado. Durante ese viaje Michael se enamora cada vez más de Terry e incluso salen juntos y Kate y Sam también se lían pero no llega a pasar nada más; ninguno propone un futuro juntos.
Cuando finaliza la visita por las diferentes ciudades, Kate decide regresar porque no quiere estar un segundo más con Sam y no poder contar con él para la posterioridad. Terry no quiere dejarla sola porque sabe que lo está pasando mal, así que decide volver con ella, pero en la puerta del avión Kate le dice a su hermana que no sea tonta y vuelva con Michael que ya regresará otro día. Terry contenta sale corriendo del avión pero ve a Michael con otra mujer en su moto así que vuelve enfadada hacia Nueva York sin querer saber nada da él.
Unos días después regresan las niñas junto a la abuela a su casa.
Durante esos meses que están todos separados, Michael encuentra a su familia biológica que le acogen muy felizmente junto con Sam.
Ollie le va a pasar las fotos a su padre por el ordenador pero se estropea así que va a coger el de su madre pero se encuentra que ella tiene conversaciones con su padre bajo un pseudónimo así que le cuenta la verdad a su padre. Sam, loco de felicidad porque sabe que su exmujer aun le quiere, va a Nueva York a recuperarla y a la vez le dice a Terry que lo que vio ella en el aeropuerto fue un malentendido puesto que aquella mujer es una doctora que le ayuda en un problema familiar. Cuando ella descubre la verdad, corre hacia Hawaii para conquistar a su verdadero amor mientras Sam conquista a Kate.
Los príncipes azules también destiñen
Megan Maxwell
Editorial: Versátil
ISBN: 978-84-9292-964-1
Puedes conseguirlo pinchando aquí.
Megan Maxwell
Editorial: Versátil
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Cuando empecé a leer el libro, me pareció muy triste el daño que se hacen los protagonistas y no se perdonan las infidelidades, entonces me llevó a una pregunta ¿Perdonaría yo algo semejante? Realmente uno no lo sabe hasta que se encuentra en esa situación, pero sí tengo claro que si se perdona, nunca se debería echar en cara el pasado ni estar dando vueltas a la cabeza pensando si va a volver a ser infiel o no la pareja. Por fortuna, nunca me ha pasado algo así.
A medida que avanzaba en la historia, cada vez, me parecía más bonita y me enganchaba más.
He de rectificar algo que dije en una entrada anterior puesto que dije que Megan Maxwell siempre desarrollaba parte de sus historias en España, en este caso no es así. No obstante, me he podido situar en todas las partes que se describían de Nueva York.
Nunca me canso de leer a esta escritora, ya tengo elegido el próximo libro del que hablaré en mi próxima entrada.
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