Después de los cursos de verano que hice (inglés y patchwork), quería relajarme y salir a conocer más mundo como hago siempre que puedo. Como me invitaron a una boda en Galicia, tenía claro que mi destino tenía que terminar allí. Pero... ¿Qué podía hacer hasta que la fecha de la ceremonia? Tras hablarlo con algunos familiares y amigos, decidimos que podíamos hacer un pequeño recorrido empezando por Zamora para meternos en Portugal y para finalizar, subir a Pontevedra (lugar donde estaba el evento).
El día que empezó el tour, empezamos unos pocos porque luego se fue incorporando más gente en otros puntos.
Salimos de Madrid y no tardamos ni dos horas y media en llegar a nuestra primera parada: Zamora. Muchos nos habían dicho que era pequeño y que no nos iba a llevar mucho tiempo. He de decir que tienen razón si se referían al casco viejo, pero también he de confesar que encontramos rincones muy bonitos que nos enamoró a todos.
Lo primero que quisimos ver fue el Castillo que dentro tiene unos parques preciosos adornados con los restos de las columnas del Monasterio de San Jerónimo. Únicamente ahí, nos entretuvimos un montón de tiempo admirando las maravillas que albergan y las bellas vistas de la ciudad.
Lo primero que quisimos ver fue el Castillo que dentro tiene unos parques preciosos adornados con los restos de las columnas del Monasterio de San Jerónimo. Únicamente ahí, nos entretuvimos un montón de tiempo admirando las maravillas que albergan y las bellas vistas de la ciudad.
A continuación están los jardines de Francisco Ferriol llenos de vegetación y vida que nos encantó por lo que también nos quedamos un buen rato disfrutando del paisaje ahí.
En frente de los jardines, se sitúa la Catedral y su plaza. Para los amantes de la religión y de la arquitectura, merece la pena visitarla.
Siguiendo la muralla, se puede llegar a un mirador que hay en la calle San Simón donde se puede ver las vistas que hay al otro lado del Río Duero y también el puente de piedra, es un lugar perfecto para tomar unas buenas fotografías.
Caminando por una de las calles principales (Rúa de los Francos), llegamos a la Plaza Mayor donde también se encuentra el ayuntamiento.
Para finalizar nuestro paseo, nos comimos un delicioso helado mientras íbamos hacia el coche.
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